Queridas hermanas, amigas este relato es para ustedes, de quienes hemos recibido cartas solidarizando con el país ante esta nueva tragedia: terremoto y tsunami que afectó la parte centro norte del Chile.
Estamos todavía sin dimensionar toda la magnitud del desastre.
Para quienes conocen lo que son las celebraciones del 18 de Septiembre (Independencia de Chile) y qué significan: dos días de fiestas nacionales y tres en la zona de Coquimbo, esta nueva desgracia ha tocado muy, muy duro. Las zonas afectadas son sobre todo la Provincia de Coquimbo pero hacia el sur, sobre todo, Con Con, cerca de Valparaiso. Fue el borde costero en todo este trecho lo más afectado por el tsunami y los pueblos al interior más cercanos al epicentro que fue en Canelo Bajo, donde cayeron muchas construcciones de adobe y otras tan trizadas que habrá que demolerlas.
Algo que funcionó muy bien -quizás por tantos ensayos posteriores al año 2010- fue la alerta tsunami. En toda la costa de extremo norte a extremo sur se obligó a evacuar la ribera del mar y subir a lugares altos. Este ejercicio es difícil de noche, pero la gente ya ha aprendido por la práctica y no esperan. Sólo debían bajar cuando la alerta fuera levantada.
Los caminos principales están despejados, al interior están con derrumbes y cortes que hace difícil el acceso a lugares más cercanos al epicentro.
Por su magnitud 8.4 en la escala Richter y por ser de poca profundidad los daños han sido mayores. Lo penoso es que se dio de noche a pocos minutos antes de las 8.p.m., las sucesivas oleadas del mar acontecieron antes de medianoche y después, algunas de hasta 4 metros y medio de altura sobre el nivel del mar. El borde costero de Coquimbo quedó muy destruido, el mar arrojó embarcaciones hasta en las calles del centro. Tongoy y Los Vilos también sufrieron grandes destrozos y cuantiosas pérdidas En algunos lugares el mar entro más de 600 metros y hablan de un kilómetro en otro lugar.
En Santiago la magnitud fue de 7 grados Richter y por el movimiento pensábamos estar ante un sismo más local, sobre todo por la duración que fue de 3 minutos, (más que en 2010). Mucho susto para la gente pero no se ha sabido de grandes problemas sólo cortes de luz, de teléfono. La réplica fuerte vino 25 minutos más tarde y de allí en adelante se sigue sintiendo los temblores. Desde la noche que tembló ha habido 301 réplicas a la fecha.
Lo urgente en todos los lugares más afectados es la falta de agua potable, de electricidad. El Ejército, la Armada y Carabineros han enviado sus efectivos a ayudar, moviendo escombros, sacando arena de las casas, limpiando calles y resguardando. Nos alegramos por este servicio país que los acerca al pueblo y el pueblo a ellos.
La Presidenta Michelle Bachelet ha estado en la zona del epicentro y en la costa para evaluar con los ministros los daños, tener un catastro, apreciar la magnitud del desastre. Con esa información se puede proyectar y apoyar a través de las autoridades locales: Alcaldías, Gobernación, Intendencia.
Cada vida es valiosa y lamentamos la pérdida de 13 ciudadanos y de 4 desaparecidos hasta la fecha. Desgraciadamente, con cada día que pasa el número ha aumentado. A través de los años, por ser un país sísmico, se ha aprendido a edificar con una normativa estricta para la construcción, de esto nos alegramos y vemos los buenos resultados, especialmente en Santiago con un grado 7. Sin embargo, lo que no se ha aprendido todavía es que construir poco menos que en las mismas playas, a pesar de tantas desgracias anteriores, es y será siempre un tremendo riesgo. Esta lección no se ha aprendido y puede ser porque la gente cuando va a la costa les gusta estar lo más cerca del mar, allí se instalan restaurantes, cocinerías, boliches, pequeños puestos para atenderlos. Desgraciadamente, el mar los destruyó. Lo doloroso de esto es que como la gente estaba preparándose para celebrar Fiestas Patrias con los días feriados, las inversiones han sido muy cuantiosas y las pérdidas enormes. Los dueños de cocinerías, artesanía, ventas varias tienen puesto su esperanza en estas fechas para arreglar su economía de hogar, pues son fechas rentables. Qué decir de los pescadores que han perdido sus botes, lanchas e indumentaria. El balance es para ellos es trágico, además hace poquito unos vientos fuertes en la costa, poco frecuentes, causaron la pérdida de 100 botes.
Esto es lo que conocemos a la fecha. Con el transcurso de los días vamos teniendo mucha más información así como más imágenes que son de verdad, desoladoras. Hoy es casi un chiste cruel, pero en estas fechas se prepara un trago para Fiestas Patrias que se llama “terremoto” y se dice “No hay 18 sin terremoto”, este año, salió cierto!!
El gobierno suspendió todas las actividades festivas, acudió la Presidenta al Te Deum que es una tradición republicana, pero nada de coctel después, ni almuerzo para celebrar el 18. Buena la decisión.
Algo que hay que destacar es el ánimo de los afectadas(os), su resiliencia. Estamos acostumbrados a estas desgracias, es cierto, pero cada una es nueva y es increíble como la gente valora la vida y da gracias a Dios por ella, y como tienen ánimo para empezar de nuevo después de haber perdido todo. Como expresaron algunos pescadores: “sólo necesitamos que nos ayuden para nuestros botes, luego saldremos a trabajar”. Es también el caso de los dueños de cocinerías, restaurantes: “denos una ayuda para levantarnos y seguiremos adelante”. La resiliencia es admirable. Desgraciadamente, hace poco que unas marejadas gigantescas dejaron sin nada a la misma gente que ahora se ven de brazos cruzados. Necesitarán apoyo económico, solos no podrán levantarse. Y para aquellos que ven dañada su casa o la perdieron, que la ayuda sea efectiva, sin demora, sin burocracia.
La Solidaridad es algo muy propio del pueblo, nos alegra y nos reconforta ver como parientes, vecinos, amigos han llegado para ayudar a despejar terrenos, limpiar, ofrecer comida… Nosotros(as) que no estamos tan cerca, nos toca de una u otra manera desde nuestras trincheras solidarizar: parroquias, grupos, familias, a nivel de país. Esperamos que los acontecimientos políticos recientes no mermen la generosidad.
Si ha sido algo detallado este relato es que se escribe también pensando en amigas quienes han vivido acá y conocen la geografía y los lugares. Gracias por su solidaridad con el pueblo chileno, sus oraciones por el país, su cariño.
En nombre del “pequeño resto de Santiago”,
Hermana Maggy Westwood, h.j.
http://www.cbc.ca/news/world/chile-earthquake-1.3231382
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