Asociados (as) a las Hijas de Jesús
Una historia de encuentros
En nuestros barrios, en el trabajo o en nuestros compromisos, hemos tenido la ocasión de encontrar y conocer a las Hijas de Jesús.
A través de nuestros intercambios, una relación fraternal se ha tejido. Poco a poco, hemos descubierto más el espíritu que les hace vivir.
Alcanzados en nuestro deseo de una vida espiritual que anima nuestra vida personal, familiar, social, profesional, hoy, apoyados por las Hijas de Jesús, nos ayudamos mutuamente a vivir nuestra vocación de bautizados.
Juntos, casados o solteros, diáconos, sacerdotes o laicos, con las hermanas, construimos una manera de hacer comunidad en Iglesia en nuestros ambientes de vida.
Llegar a ser Asociado(a)
Es hacer parte de una familia espiritual
donde se comparte la vida,
con sus dudas,
sus alegrías y sus penas en toda sencillez.
Es escuchar juntos la Palabra de Jesús :
“Ven, sígueme” y abrirle la puerta de nuestras vidas.
Es unirse e invitar a otros
para actuar y orar.
En nuestra vida cotidiana,
contribuir a “humanizar la vida”.
Oir el llamado de “Laudato Si”.
El grupo es “nuestra casa”,
una fuente de renovación
y de conexión con Dios.
Los encuentros,
los tiempos de reforzamiento y de intercambios profundos
nos ayudan a caminar,
nos invitan a ponernos
y a permanecer en servicio “a la manera de Jesús”.
Un camino de humanidad
Un mismo deseo de Honrar la Humanidad Santa del Hijo de Dios, de vivir un camino de humanidad y de humanización a la manera de Jesús.
“Me siento acompañada y sostenida en mi vida espiritual”
“El “sacramento del hermano” se puede vivir con las hermanas!”
“Con la ayuda de la Congregación, en mi vida cotidiana, vivo más sencillamente y a la manera de Jesús.”
“La Palabra de Dios me enseña cómo Jesús estaba cercano y atento a la gente…”
“La Palabra de Dios es la fuente de mis acciones.”
“Al meditar la Palabra de Dios, podemos reconocer el lugar del Espíritu, su presencia que actúa en nosotros y en el otro.”
“El Evangelio me permite tomar la medida de mi compromiso como asociado y más largamente como cristiano.”
Creemos en la importancia de acoger en la humildad, la sencillez y de confiar en la acción de Dios en el corazón de cada uno.
“Cuando me acerco al otro a la manera de Jesús,
me siento humilde y sensible a su necesidad.
Me siento útil para los otros seres humanos.”
“Trato de ponerme en los zapatos del otro. No juzgo.”
Descubrir un Cristo humano y verlo en nuestros hermanos y hermanas
Ponerse al servicio de las personas desprovistas, por visitas, una sonrisa, una palabra, una ayuda material o financiera.
“El Señor no nos molesta, nos deja “molestarlo”
y responde siempre presente en el silencio o las turbulencias de nuestras vidas.”
“Servir la humanidad por la fuerza del Espíritu Santo en mi ambiente de vida.”
“Eso me permite aceptar mejor mi humanidad con mis fuerzas y mis debilidades”.
“Ser puentes yendo hacia las personas que sufren, siendo solidarios, sirviendo…”
Cuidamos nuestro medio ambiente y nuestra casa común, participamos a manifestaciones por la justicia, la paz, la protección del medio ambiente.
Nuestros encuentros de asociados son momentos para recorrer juntos los caminos del Evangelio, para dejarse transformar por el Evangelio:
“Eso me ayuda a profundizar mi fe, a vivir lo cotidiano en los pasos de Jesús, a tomar conciencia por la relectura, a acercarme a Dios, a los demás y a dar gracias.”
“Aprecio ser asociada a una Congregación cuyo carisma me alcanza en mi vida cotidiana. Los encuentros son tiempos de reforzamiento.”
Estamos conscientes que cada persona merece ser tratada con dignidad. Como Asociados, a partir del amor de Dios en nuestros corazones podemos contribuir a volver a dar la dignidad a las personas.
“La ayuda a los más desprovistos, vía la comida-compartir, me alcanza plenamente al demostrarme que hacemos obra útil y que contribuimos a mantener en nuestro alrededor esta mirada compasiva hacia los más pequeños.”
“Cada encuentro de Jesús en su Palabra me interpela siempre a participar a la felicidad del otro, a intervenir por la causa de los más débiles, los más abandonados, los más frágiles, de los y las que sufren en su cuerpo, su espíritu y su corazón.”