Tras meses de encierro, el convento de las Hijas de Jesús de Vaylats, en el sur de Francia, vuelve a la vida. La hermana Agnès fue a espigar a este magnífico lugar.
Un sitio que acoge de nuevo
El Sr. Brochard, director de la Asociación Jean Liausu, habla de la reapertura de este magnífico lugar.
“Bueno la primera cosa y no la más mínima y era todo un símbolo, fue la reapertura del portal principal del convento que quedó cerrado durante un poco más de un año y que participó en este efecto de convento de claustro.
Con la reapertura del portal, es también la llegada de algunos turistas que pasan por allá, que piden la autorización de poder visitar.
De manera más concreta para las Hermanas, siendo que todos los que están aquí han recibido las vacunas, fue el aligeramiento de las medidas sanitarias.
Fue también el acoger de nuevo los peregrinos en el camino de Santiago de Compostela. Igualmente, la reapertura de todos nuestros cuartos y estudios.
Estamos a principio de Julio, y acogemos el grupo de Coteaux Païs por 5 semanas, con otras reservaciones por llegar en los meses que vienen; un cierto número de grupos ya que deben venir en el mes de Septiembre.
Es más bien un bello fin de año que se presenta.”
Los ejercicios según San Ignacio
Como nos dijo el Sr. Brochard, durante cinco semanas Coteaux Païs organiza retiros en el lugar. La hermana Bénédicte, Xavière, nos lo cuenta:
“Damos los ejercicios de San Ignacio. Acompañamos a los ejercitantes que llegan con lo que son, con sus preguntas, sus alegrías, sus dificultades. Pusieron sus vidas bajo la mirada del Señor. Con la ayuda de los ejercicios y de la Palabra de Dios, intentamos acompañar a cada uno para que se libere y encuentre a Dios en el estado de su vida, entre en una intimidad más profunda con el Señor, entre más profundamente en su voluntad, en su semejanza, para ser un cristiano realizado.
Hacia una vida más normal
La comunidad de hermanas también encuentra sus relaciones y una vida más normal. Sor Christiane nos habla de la apertura al mundo:
“Las hermanas no podían salir. Para evitar el encierro en sí mismas, hay que alimentar mental y espiritualmente la apertura al mundo”.
Sí, el convento de Vaylats, puertas y ventanas abiertas al mundo.
Sr Agnès Miquel fj, Pontivy, Francia
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