Las Hijas de Jesús comprometidas en la formación inicial se reunieron del 1 al 15 de agosto de 2024 en Ploërmel, Francia, para un encuentro internacional. Hermana María Esperanza Avilez, responsable regional para América Latina, nos comparte su experiencia durante estas 2 semanas.
El Carisma, la base de nuestra unidad
“Animadas por el Carisma de nuestros fundadores, “Todavía hoy creemos que Jesucristo, en su misterio de la Encarnación, da sentido a nuestra vida. » RV #5 »
Los responsables de las distintas etapas de formación fueron invitados a este encuentro, así como las superiores regionales y provinciales y dos miembros del Consejo General. Este encuentro se desarrolló en un clima de fraternidad, de escucha y respeto. Más allá de la edad, del idioma, de la cultura y de las diferencias individuales, nos unía el amor de nuestro carisma, encarnado en el mundo herido de hoy y el profundo deseo de seguir a Jesucristo como centro de nuestra vida.
El tiempo de revisión
Durante la primera semana, dos ponentes nos ayudaron a releer nuestra forma de acompañar los procesos de formación hoy, teniendo en cuenta nuestras fortalezas, nuestras debilidades, nuestras preocupaciones y nuestras inquietudes en el contexto de un “viaje de investigación”. También fue una oportunidad para conocer mejor la guía de formación, los objetivos y ejes de cada etapa.
Cada mañana, la oración y la Palabra de Dios acompañaron y apoyaron nuestros días de reflexión.
Nuestro carisma para hoy
Conscientes de que la humanidad se encuentra hoy en un nuevo período de su historia, caracterizada por cambios profundos y acelerados que no nos dejan indiferentes como religiosas, Hijas de Jesús, percibimos que es necesario acoger las intuiciones de nuevos escenarios, a tomar en cuenta en los procesos de Formación.
Siguiendo el espíritu de nuestras Fundadoras, nos sentimos llamadas a dar vida a este carisma que no nos pertenece, pero que nos motiva a ser mujeres de corazón y alma, abiertas a acoger a las jóvenes de hoy que, como nosotras, desean comprometerse a seguir a Cristo y su Reino, y buscar dar sentido profundo a su vida.
Nos sentimos corresponsables del “camino de investigación” con estos jóvenes, para que puedan descubrir la riqueza viva del pasado, recordando nuestra historia y asumiendo el riesgo de su propio compromiso como un verdadero acto de servicio.
Los frutos del encuentro
Unánimemente valoramos el trabajo en grupos pequeños, marcados por la convivencia, el intercambio, los espacios libres y sencillos. La diversidad de edades y culturas fue un aporte valioso. Podemos decir que este encuentro fortaleció nuestra pertenencia “al cuerpo congregacional” lo que se reflejó en nuestro apoyo mutuo y nuestros vínculos fraternos.
Cada hermana expresó este profundo deseo, dando lo mejor de sí misma, sin importar la etapa de formación o el servicio prestado. Con nuestras fortalezas y nuestras debilidades, estamos listos para seguir “remando mar adentro” en la misma dirección. Escuchar a Hermanas con un largo camino de vida religiosa, con un camino espiritual y con la convicción de que es posible seguir transmitiendo la herencia y la fecundidad de nuestro carisma a las nuevas generaciones, ha sido fuente de fe y esperanza.
La pequeña frase “la unión hace la fuerza”, utilizada por la Madre María de San Carlos, sigue vigente hoy y nos anima a vivir este espíritu de Unidad. La vitalidad de la misión reside sobre todo en:
– la cohesión de un cuerpo religioso,
– la prioridad dada a las orientaciones apostólicas que se actualizan en la participación común y en su realización.
Sentimos que estos encuentros entre nosotras generan mayor vitalidad para seguir dando vida a nuestro carisma, a la misión que nos ha sido confiada y a la vida que compartimos en comunidad. Este sentimiento de pertenencia implica:
- renovación,
- conversión y
- apertura a la novedad.
La formación es una necesidad en el mundo actual. Nos obliga a renovarnos y a aceptar ser “aprendices permanentes” en el ejercicio de nuestra misión de acompañamiento.
Para vivir nuestra vida consagrada como un don,
pedimos al Espíritu Santo que siga suscitando vocaciones,
con la convicción de entrega total al servicio del Reino.
Hna. María Esperanza Avilez Z.
Regional, América Latinaa
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