Hna Rhona Burns, Hija de Jesús en comunidad en la rue d’Arras, nos cuenta cómo la santa patrona de París la llevó tras sus pasos. Esta sorprendente personalidad del siglo V° es todavía capaz de hablar a las mujeres consagradas del siglo XXI.
No sólo las Hijas de Jesús festejamos un “Año Aniversario” en el 2020. En París se marca el aniversario 1600 del nacimiento de santa Genoveva, patrona de la ciudad, de la diócesis y de la gendarmería. Estará en el centro de toda una serie de celebraciones y acontecimientos. Reconozco que, en un principio, estaba un poco escéptica respecto a toda esa atención y devoción. Me preguntaba lo que una mujer consagrada de los primeros tiempos de la Iglesia podía decir a los parisinos de hoy. Pero no había tomado en cuenta la capacidad de esta santa de influir e inspirar todavía hoy como lo supo hacer en el siglo V°.
Soy su heredera
Genoveva ya es “mi” santa porque ella vivió muy cerca de la comunidad de la rue d’Arras. Nacida en Nanterre, vivió después de la muerte de sus padres donde su tía, en la isla de la Cité, cuando París se llamaba Lutèce. La calle de la Montaña santa Genoveva, la biblioteca Santa Genoveva, el liceo Henri IV, el Panteón, todos esos lugares emblemáticos en el sector recuerdan su memoria.
Aproveché una de las visitas guidas propuestas este año. Al final del recorrido, me dije: “¡Qué privilegio vivir con esa herencia intelectual y cultural!” Soy su heredera directa, debo profundizar mi conocimiento de esa mujer. Durante la primavera, iré a otros senderos de descubrimiento, con el libro del peregrino en la mano, para poder “contribuir a la difusión de su memoria, afín de que se quede viva la llama de su valentía”.
Una Santa para todos
No soy la única en decir: “¡Santa Genoveva es mía!” Es una santa para todas y todos. En el tiempo de Genoveva, ya Lutèce era políglota y pluricultural como hoy París lo es. En la iglesia Saint Etienne du Mont, para las Vísperas que dieron inicio al Año Santa Genoveva 2020, las puertas se tuvieron que cerrar a los atrasados ya que había mucha gente, de todas las clases sociales y de todos los horizontes.
Al final, una multitud gozosa –Arzobispo, clero y laicos- bajó del monte en procesión con el relicario y los estandartes izados con orgullo delante de los ojos curiosos de los mirones.
Como participante, me gustó, aquella noche, desfilar en un cortejo que no gritaba su descontento sino que cantaba para celebrar. Tomé conciencia de que soy parte de esos “santos que viven hoy de la presencia de Dios y que están dados como Testigos del Evangelio”. Sentí el llamado a “hacer descubrir a mis contemporáneos et secreto que animaba a santa Genoveva – su Fe en Cristo, su amor al prójimo.”
En las orillas del rio Sena, la gente se congregó delante de la gran estatua de la Santa. En el momento en que hemos confiado a nuestra protectora todas nuestras intenciones de oración, entendí por qué a ella nunca se la había proclamado santa de manera oficial. La “vox pópuli” la eligió como protectora simplemente por aclamación. Hoy ella sigue protegiéndonos.
Una Santa de oración y de acción
Cuenta la historia que teniendo sólo 10 años de edad, ya Genoveva había respondido la propuesta de san Germán para que se consagrara a Dios. Cuando cumplió sus 20 años, fue admitida entre las vírgenes consagradas y recibió el largo velo blanco. Lleva a partir de aquel momento una vida de oración, conservando en el municipio los roles que había heredado de su padre, siendo su única hija.
Las anécdotas sobre esa “doble vida” son numerosas. Se sabe que, en la noche, iba a orar a la tumba del primer obispo de París, san Denis. La leyenda cuenta que cuando el viento apagaba su cirio, su fe lo volvía a encender.
La historia nos dice que fue también una mujer activa, que tenía autoridad, con las cualidades de un jefe. Ha debido ejercer importantes responsabilidades políticas, a veces en ambientes de desconfianza e incluso de hostilidad. Su acción era fruto de su oración. En una época de cambios en la que el imperio romano se empezaba a disolver, es ella que supo usar la fuerza de su alma y su inteligencia para convencer a los habitantes de quedarse para defender Lutèce contra la amenaza de Attila.
Para mí, siendo a la vez María y Marta, es un modelo de mujer consagrada para hoy. Me invita a :
Una mujer que puso su inteligencia al servicio del bien
Genoveva pertenecía a una familia de ricos terratenientes y hubiera podido llevar una vida acomodada frente a las adversidades. Sin embargo, cada vez que la ciudad se encontraba en dificultades, se esforzaba en encontrar soluciones concretas, en ayudar a los pobres y los enfermos. Entre los episodios que más se cuentan se encuentra el abastecimiento de París. Cuando en el invierno del año 479 se instala la hambruna, con su dinero, ella fleta once barcos para que navegaran en el rio Sena y compraran todo el trigo disponible.
La ciudad de Lutèce evolucionó mucho desde los tiempos de Genoveva. Los desafíos actuales de una gran metrópolis no son los mismos que en aquella época. Lo que no cambió es la necesidad de orar, de vigilar, de no dejarse vencer por la adversidad. La ciudad necesita todavía de mujeres religiosas creativas, apoyadas, que se dispongan a actuar para el bien común de los habitantes. En todo eso, nosotras las Hijas de Jesús que vivimos en París tenemos en Genoveva nuestro modelo de fe y de acción.
Hna Rhona Burns hj
Imagino que hay congregaciones religiosas fundadas en la experiencia de ella no?
Es verdad que como religiosas ella es un testimonio de humildad y parresia, como decía madre san Carolos, una humildad que la hace ponerse en el centro, tomar decisiones, ejecutar acciones en favor de un pueblo que lo necesita….
Gracias Rhona, recerdo las calles de Paris, llenas de calles, capillas y otros que llevan el nombre de Santa Genoveva, aun muchas HIjas de Jesús con ese nombre! Ahora veo….Gracias por dejarte llevar por la curiosidad y por compartir el fruto de un investigación.