Se recogieron algunas expresiones de las hermanas (de 86 años y más) los días 30 de septiembre y 1° de octubre en las asambleas de la provincia Francia-Bélgica en preparación del capítulo provincial 2016.
La vejez, ¡un período rico, pero duro!
- Soy vieja, acepto serlo y no hacer casi nada. Miro y acepto a los demás como son… y felizmente hay la oración…
- La vejez es un camino duro, pero no somos solas en subirlo… Jesús está, incluso si a menudo no se siente su presencia.
- La serenidad en el abandono, es así que estamos felices. Muchas cosas nos escapan… pensamos en el «puerto de llegada».
Humanizarse, un llamado siempre presente
- Humanizo mis gestos de todos los días: es importante la delicadeza de los pequeños gestos, de la mirada cariñosa sobre las personas que nos rodean y las demás hermanas.
- Intento llevar mis propios problemas sin hacerlos cargar a los demás, lo que pide un trabajo sobre sí mismo para olvidarse de sí.
- Aprendemos a recibir de los demás: los empleados, las hermanas que están a nuestro servicio, el capellán, el jardinero…
Orar y dejarse evangelizar
- Tomo el tiempo de leer el Evangelio. En la medida que me nutro del Evangelio, veo a Jesús en el otro cada día… pero ¡es difícil!
- Importancia de la oración para dejarse evangelizar: «quien se eleva eleva al mundo». Es la comunión de los santos: de una persona cercana a otra, toda la humanidad se transforma. Si cambia mi corazón, ese cambio influye sobre la comunidad.
- Mi alegría desde que estoy en Kermaría: ahora tengo todo mi tiempo para orar. Vuelvo a mi primera juventud, ya que entre ambos períodos retomé otras actitudes.
- La misa cotidiana me ayuda a vivir. Me gusta orar en la capilla y ver a otros que vienen a orar.
Ancianas y abiertas al mundo
- En una casa para jubilados, encuentro a todos los tipos de personas: niños, jóvenes, adultos que vienen de visita, residentes/as ancianos/as, profesionales, voluntarios/as…
- La acogida y la apertura en Kermaria me maravillan.
- Nuestra comunidad abrió su jardín al kinder cercano; compartimos flores, verduras.
- En la comunidad, acogemos frecuentemente a un adulto discapacido para permitir a su padre de participar de distintas reuniones.
- Sigo acompañando a una persona con quien me encontré hace mucho tiempo.
- Participamos de la oración del Rosario con unos laicos, oración que la parroquia organiza en nuestra capilla……Abrimos el espacio de nuestra oración comunitaria: viene quien quiere
En lo cotidiano, nuestras idas y vueltas son la oportunidad de encuentros múltiples: un «buenos días», un interés para con las personas con quienes nos encontramos, una acogida cariñosa, la solidaridad con el vecindario en la enfermedad, el duelo o la soledad… Hay un compartir de los acontecimientos alegres también.
Hermanas ustedes son la sabiduría de la congregación. Gracias por su testimonio que nos recuerda que para allá nos encaminamos nosotras también, cada una a su turno.
Gracias por su vida oración, su vida espiritual que trasciende.