Centenario de la coronación de la estatua de San José de Kermaría

El 14 de Agosto 2021, era fiesta en Kermaría, Casa Madre de las Hijas de Jesús, en Francia. Celebrábamos los cien años de la coronación de la estatua de San José. Éste tiene todavía hoy un gran lugar para cada una de nosotras, hermanas y laícos asociados, de la Congregación.

 

 

A causa de la pandemia, tuvimos que celebrar este centenario en la intimidad de la Casa Madre, lo que no nos impidió vivir un bello día del recuerdo en la acción de gracias.

 

En el oratorio de San José el Pobre

Un grupo de hermanas se encontró delante del oratorio de San José el Pobre. Ahí se hizo la evocación del 14 de Agosto 1921: delante de una muchedumbre de 15 000 peregrinos, devotos de San José, Mons. Gouraud, obispo de Vannes, procedió a la coronación de la estatua de San José.

 

 

El grupo caminó en procesión hacia la capilla, subiendo las gradas de “la gran puerta”, abierta para la circunstancia, para reunirse con las hermanas ya presentes. ¿Cuál canto vibró? Evidentemente la cantata de 1960: “En la gran landa… Casa de San José, agradece al Dios de Amor, casa de San José, amplíate en el amor”.

La hermana Anne Thirion, nuestra Provincial, dirige una palabra de acogida a la asamblea, invitándonos a la alegría y la acción de gracias, animándonos a dar todo su lugar a San José y a continuar de propagar su culto en nuestros lugares de misión.

 

 

 

Hacer memoria

Después, unos pasajes de la carta pastoral de Mons. Gouraud del 5 de Abril 1921 son proclamados:

“La coronación es un homenaje que sobrepasa todos los actos de devoción que practicamos para con los santos… La Iglesia, autorizando a rendir homenaje a las estatuas de sus santos, quiere confirmar y extender el culto que les rendimos… La coronación constituye al pueblo de la región, guardián oficial de este culto.

¿Habría que buscar la razón de la coronación en la protección singular de San José de la que fue siempre privilegiada la Congregación de las Hijas de Jesús? Quizás. Seguro, el supremo pontífice quiso recompensar el celo de modestas religiosas que se hicieron, sin saberlo, las continuadoras de un culto un poco abandonado aunque inaugurado en nuestra diócesis desde el siglo XVII. Estaba reservado a las Hijas de Jesús resucitarlo donde nosotros haciéndose los apóstoles en Bretaña y hasta el Nuevo Mundo. El acta del supremo pontífice es la recompensa de su celo.”

Y resuena entonces, el canto tradicional: “O San Patrono de Kermaría”

 

José como camino espiritual

Unos extractos de la encíclica “Patris Corde” – escrita por el Papa Francisco para el lanzamiento del año dedicado a San José – entrecortados por intermedios musicales, nos invitan a meditar sobre algunos aspectos del camino espiritual de San José.

“José vio a Jesús crecer día tras día… Como hizo el Señor con Israel, así él “le enseñó a caminar, llevándolo por la mano: era para él como un padre que alza a un niño hasta sus mejillas y se inclina hacia él para darle de comer” (cf Os. 11,3) Jesús vio la ternura del Padre en José…

La vida espiritual que José nos muestra no es un camino que explica, sino un camino que acoge.

Para ayudarnos a dejar que estas palaras bajen en nosotras, cantamos: “Con un corazón de padre” (T.:Sperissen, M. Wackenheim), composé à l’occasion de cette année St Joseph.

 

Tiempo de intercesión

 

Después de este largo tiempo de meditación, de interiorización, viene el tiempo de la intercesión por :

 

 

 

 

 

 

  • la Iglesia y sus pastores, en particular la Iglesia de Vannes
  • los dirigentes de las naciones que enfrentan a menudo problemas a veces insolubles: ¡que no bajen los brazos!
  • todas las personas que huyen la persecución, la guerra, la miseria, en busca de un porvenir
  • las familias, especialmente las que atraviesan pesadas pruebas
  • la Congregación

¿Cómo clausurar esta celebración sino por el canto del Te Deum? Las bóvedas de la capilla resonaron tanto nuestras voces, aún cansadas, se dieron de lleno como en los días de nuestra juventud.

 

Encuentro de la tarde

Por la tarde, el servicio de los Archivos nos comparte su búsqueda sobre el culto de San José en la Iglesia y en la Congregación: búsqueda muy hurgada que da gana de conocerla y profundizarla. Las archiveras nos reconstituyen algunas grandes líneas, yendo desde el Papa Sixto IV quien pide en 1481 que el culto de San José se extienda a toda la Iglesia hasta el Papa Juan XXIII quien ubica el Concilio Vaticano II bajo la protección de San José en 1962.

Desde los orígenes de nuestra Congregación, nuestra primeras Madres se fueron espontáneamente hacia San José con abandono y confianza. Madre María de San Carlos, superiora general de 1846 a 1884, confía cada año la Congregación a San José. Llama la comunidad de Bignan “Casa de San José de Bignan” y atribuye a San José la adquisición de Lann Vraz que llegaréa a ser la Casa Madre de Kermaría.

A lo largo de toda nuestra historia, San José fue venerado, rogado por cada Hija de Jesús. Todavía hoy, la tradición continúa y cada una de nosotras tiene siempre a pecho incitar a los cristianos a ponerse con nosotras bajo el patronato de San José.

 

En la esperanza

Por la tarde del 14 de Agosto 1921, el Consejo general de la época, dirigiéndose a Mons. Gouraud dice esto:

“El recuerdo de la coronación de San José será grabado para siempre en el fondo de nuestras almas y tenemos el deber de transmitirlo a todas las generaciones que nos seguirán en el Instituto. Mantendremos el culto de San José. Volveremos a decir a nuestras jóvenes hermanas del futuro las grandes cosas vividas en este día. Que hoy todavía, la protección de San José se extienda a todos nuestros lugares de misión. Que todas las Hijas de Jesús, particularmente las más jóvenes, se dejen guiar por Aquel que supo “honrar la humanidad santa del Hijo de Dios”.

Este día de celebración de 2021 nos permitió no solamente hacer revivir el acontecimiento del 14 de Agosto 1921, sino que reavivó el deseo de ser fieles a este llamado de nuestras ancianas Superioras.

 

Que Kermaría permanezca siendo este lugar dónde numerosas personas

continúen de venir a orar a San José,

agradecerle, confiarse en él en sus dificultades y desamparos.

Michelle Paul, fj, Languidic, Francia

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