Agredida, empujada por un jóven en una calle de la ciudad. Resultado: fractura de una cadera.
El acontecimiento me hace recorrer un camino que no había escogido…
“Con serenidad y confianza durante esta “Semana Santa”, me uno a tí Señor que has tomado nuestro camino de humanidad.
Cuando estoy afectada en mi propio cuerpo, yo hago la experiencia de mi condición humana con sus límites y debilidades.
El Viernes Santo, me uno a tí, a todos los miembros de tu Cuerpo que sufren.
Tú el primero has tomado sobre tí nuestros sufrimientos y has aceptado poner todo en las
manos del Padre.
Tú me has enseñado el camino a seguir, el de la humildad”.
Durante mi estancia en el hóspital, mis hermanas vinieron a visitarme , allí me doy cuenta cómo
la vida fraternal toma todo su sentido, por gestos, sonrisas, y el consuelo que reconforta en esos momentos difíciles.
He rezado por ese jóven y le he pardonado por haberme agredida, pidiendo al Señor para que encuentre en su vida personas que le ayuden a encontrar su camino.
” ¡El Señor está verdaderamente resucitado! ¡Alleluia!”
Jocelyne Masson, hj
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