De Septiembre 2012 a Octubre 2013, la diócesis de Tournai, Bélgica, ha vivido su Sínodo, tiempo de búsqueda de aplicación y de reapropiación concreta de las grandes orientaciones del Concilio Vaticano II.
La comunidad de las Hijas de Jesús de Tournai, sensible a la presencia actuando de Cristo Jesús dentro de la Iglesia y a las fronteras, se dejó interpelar por el enfoque propuesto y se embarcó en el proceso de reflexión y de aplicación.
Sor Anne Thirion, comprometida en la Pastoral, nos comparte la riqueza de esta experiencia eclesial, privilegiando tres puntos.
Riqueza de la oración comunitaria animada por la fuerza del Espíritu Santo
La apertura y la clausura del sínodo, como tambien nuestras asambleas, fueron momentos fuertes de comunión donde hemos sentido la presencia del Espíritu quien guió nuestros discernimientos y presidió nuestras elecciones. Una unanimidad espiritual emanía de las liturgias bien preparadas y celebradas. Es raro encontrarse más de 400 personas celebrando al Señor con tal fervor.
Riqueza del encuentro y del compartir
El trabajo en equipos abrió nuestras mentes y nuestros corazones a otras realidades de la vida en Iglesia. Según nuestras regiones pastorales y nuestras experiencias personales, mirabamos de manera diferente el pasado y el futuro de la diócesis. Teníamos que acoger cada expresión con respeto y tolerancia y optar por decisiones comunes.
Riqueza del descubrimiento de terrenos nuevos
Cada miembro de la asamblea sinodal era enviado por sus semejantes o elegidos por su unidad pastoral, no para defender su territorio o su responsabiidad pastoral, sino para atreverse en la confrontación entre los especialistas de la catequesis, de la liturgia, del mundo de la salud, de la educación.De ese careo surgieron los decretos sinodales.
“Y ahora… ¿Que hacer?”
Empieza la aventura en les grupos pastorales, los diferentes sectores atentos al anuncio de la Palabra de Dios, a la celebración, al servicio de los más desfavo-recidos y de todas las personas en búsqueda de sentido.
Las orientaciones concretas están mencionadas en los decretos. (Ver el sitio de la dioésis).
Estas orientaciones apuntan:
- La unidad de las parroquias con la preocupación de cercanía
- Una nueva manera de animar y tomar decisiones en todos los niveles de la estructura diocesana.
- El desarrollo de técnicas de comunicación.
- Una atención a la juventud y a las familias.
Tal aplicación necesita revisar la función específica de los actores pastorales. Los ministerios ordenados, los consagrados, los animadores y todos los bautizados están invitados a profundizar su vocación cristiana, a entrar en un proceso de conversión y de formación permanentes, contando con el compartir, la solidaridad “para que todos tengan la vida, la vida en abundancia.” (Jn 10,10)
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