Estadía de una asociada voluntaria en Kermaría

Sylviane Le Goff,

asociada a las Hijas de Jesús,

vive en Ploërmel con su marido René.

Después de pasar 36 años

como maestra en la enseñanza básica,

hoy está jubilada.

Este verano, después de pasar 10 días como voluntaria en Kermaría,

nos comparte su experiencia.

 

Conozco la congregación desde siempre, ya que una de mis tías abuelas era Hija de Jesús (Hermana Zacharie, Germaine Morio) e iba de vacaciones en la comunidad de St-Brieuc-de-Mauron. Después, hice mis estudios secundarias en el “juvénat Marie-Immaculée” de 1962 a 1969. Enseñé también con las Hijas de Jesús en la escuela San José en Ploërmel.

Desde varios años, después del 15 de agosto, teníamos que asumir la custodia de nuestros nietos. Ahora, están grandes y autónomos y me quedaba tiempo libre. Con René, mi marido, habíamos bien aprovechado nuestras vacaciones, desde la mitad del mes de mayo hasta el 15 de agosto, y me pareció normal consagrar un poco de tiempo para el servicio de los demás.

Como soy parte de los asociados de la congregación en el equipo de Ploërmel, pregunté a Hermana Simone Burel si podía ser útil en Kermaría. Ella me puso en relación con Hermana Marie-Thérèse Le Floch y llegué el jueves 16 de agosto a las 9.00 de la mañana. Hermana Lysiane Etienne me acompañó hasta mi pieza y me presentó a Hermana Bernadette en la cafetería. Durante tres días, mi “coach” Bernadette me ayudó a descubrir todas las pequeñas cosas que había que poner en su lugar para las distintas comidas del día. Al principio estaba un poco tensa porque todo era nuevo para mí. Hermana Bernadette me explicó el trabajo con benevolencia y rápidamente hemos simpatizado. El domingo, estaba sola en el trabajo pero bien acompañada por la amabilidad de las Hermanas. No me perdí en el dédalo que lleva al sótano.

Durante esa estadía, descubrí la vida en comunidad, con horarios precisos, tiempos de trabajo, de oración, de apertura al mundo por la lectura de los diarios y el diario transmitido por la televisión. Hubo tiempos de encuentros mientras paseaba en el parque y pude visitar a unas Hermanas que conocía. Tuve la alegría de ver de nuevo a unas religiosas que fueron mis profesoras y a quienes debo mucho. Viví también unos momentos de soledad provechosa, propicios a la meditación y a la lectura. Volví a mi casa feliz de reencontrarme con mi marido. Si mi salud me lo permite, es con gusto que haré otra estadía similar.

1 Comentario

  1. Hola Sylviane

    Gracias por compartir tus imnpresiones en este tiempo especial de servicio… es verdad que las hermanas nunca se desconectan existencialmente del mundo exterior, leen las noticias, las escuchan y es por ello que viven la oración en comunión con el pueblo.
    Felicitaciones por esta oportunidad que te regalaste, por lo que a través del servicio pudiste descubrir.
    Jesús siempre nos sorprende y nos sale al encuentro, cuando salimos hacia los demás!

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