Las Hijas de Jesús reunidas en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras del 8 al 10 de Marzo 2019 en su primer encuentro del año, comparten lo recibido en el taller sobre “el liderazgo para vivir de manera pascual este tiempo de la Vida Religiosa”. Es dirigido por el hermano Álvaro Rodríguez FSC, de la ciudad de Costa Rica.
La reestructuración es un evento Pascual
Todo proceso de reestructuración, lejos de ser una manera de morir, es un impulso para incrementar la vida y darla. Es un evento pascual. Para vivir este camino pascual, el hermano nos propone cuatro criterios evangélicos:
Vitalidad. Unificar fuerzas, poner en común lo que se tiene, como lo hicieron los que seguían a Jesús. Y así tener más vida para darla a los demás. Esta vitalidad es para asegurar una:
- Viabilidad, es decir, asegurar el futuro de nuestro servicio a los jóvenes y no saciar su hambre solamente una vez.
- Liderazgo que asegure personas capaces, como Jesús y sus discípulos, de alimentar a la multitud.
- Solidaridad poner en común lo que tenemos para el servicio de todos.
Este liderazgo se debe fortalecer aprovechando:
- Posibilidades en el campo de la formación inicial y permanente.
- La riqueza de la vida comunitaria.
- Misión y espiritualidad compartidas con los laicos.
- Ternura y atención a los más pobres.
- Autonomía financiera
- Y sobre todo, un fuerte espíritu de interdependencia y solidaridad.
El evangelio de Marcos 6, 34-44 “la multiplicación de los panes” es un referente para los procesos de reestructuración y revitalización actuales de la vida religiosa. En tanto que ponemos en común nuestras dones y carencias, en una doble actitud de sentirse rico para dar y pobre para recibir. En todo proceso de reestructuración la pregunta es: ¿Qué es lo que podemos dar y qué podemos recibir?. Y todo esto para vivir en plenitud la misión confiada por Jesús, llevar la buena noticia a los pobres y a través de los pobres.
Una mejor estructuración dinamiza la misión
Jose Cela SJ: dirá:
Necesitamos tener la oreja cercana al brote que está por surgir en todo su verdor, a la crisálida que empieza a romper para liberar la mariposa. Precisamos de una mirada de jirafa. La jirafa, por su largo cuello, puede elevar su mirada y abrirse al horizonte, pero para poder bombear sangre a su cabeza tan alta, necesita un corazón grande.
Nuestra mirada tiene que ser así, que abarque el horizonte amplio de nuestro ancho mundo con una mirada de largo alcance, estratégica; pero al mismo tiempo conectada con un corazón grande, donde quepan todos y todas, donde haya espacio para la generosidad sin límite.
Una mirada que no se agote en mi pequeño mundo de miedos y necesidades personales, ni en mi obra, ni mi entorno, ni mi cultura, ni mi país, ni mi Congregación, sino abierta al mundo y a la Iglesia. Capaz de sentir como propias las angustias y esperanzas de nuestro mundo. Especialmente de los pobres de la tierra. Con un corazón ansioso de comprender, dispuesto a acoger y amar a todos y todas. Que no levanta muros ni fronteras para impedir la entrada. Una mirada que no escruta para juzgar, sino para salvar.
Finalmente renovar nuestro “sí” al Señor
EL hermano Álvaro nos invita a no quedarnos al nivel de nuestras preocupaciones cotidianas, sino a aprovechar este momento importante de nuestra historia para construir juntas a partir de una visión común la nueva estructura de gobierno. Tienen en sus manos y sobre todo en sus corazones una maravillosa oportunidad que ojalá sepan aprovechar.
Finalmente el hermano Álvaro nos invita a vivir esta etapa con los ojos abiertos y el corazón encendido, para renovar nuestro Si, con imaginación, creatividad, realismo y esperanza. Nos dice:
- Liberen energía
- Motiven nuevas iniciativas
- Creen estructuras al servicio de la vida,
- Renueven su vida comunitaria, incrementado la radicalidad evangélica, purificando su consagración a la Trinidad. La reestructuración no es un momento para mirarse los unos a los otros, sino para mirar juntos en la misma dirección: un mundo necesitado de salvación.
Comunidad Hijas de Jesús, Choluteca
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