Confinamiento, tiempo de reflexión, tiempo de conversión.
Al principio del año 2020, yo tenía la esperanza que una más grande toma de conciencia acerca de los efectos del cambio climático conduciría por fin la humanidad hacia un nuevo camino. La humanidad se despierta a la amplitud de la destrucción que causamos en nuestro mundo. Es clara que debemos cambiar nuestros comportamientos y nuestro modo de vida si queremos sobrevivir en el planeta Tierra. Me animó la preocupación de mucha gente por salvaguardar nuestra casa común. Se valora que hay más de un millón de organizaciones en el mundo que trabajan en la protección del medioambiente. Es el mayor movimiento global en ese campo a ver la luz en la historia de la civilización humana.
Llegada del COVID-19
Y he aquí que nace un asesino invisible. Poco a poco, oí hablar de un nuevo virus saliendo de China. Es a final de Febrero o principio de Marzo que la palabra PANDEMIA me llamó la atención. La última misa dominical a la que estuve presente tuvo lugar el 8 de Marzo y mi confinamiento empezó el 9 de Marzo. La vida tal como la conocí hasta entonces se acabó y ¡todas mis actividades han sido puestas en espera!
Nueva normalidad
Como me adaptaba a la “nueva normalidad”, lo que me vino a la mente fue: finalmente, la naturaleza consigue un reposo de la actividad humana – menos ruido y polución del aire, disminución de los niveles de emisión de gases a efecto invernadero, imágenes de diferentes animales errando libremente en las calles de nuestras ciudades desiertas.
He realizado la gravedad de los efectos de esta pandemia cuando nuestra economía cerró sus puertas. Primero el cierre de las escuelas, de los almacenes y tiendas, después el apoyo financiero de nuestro gobierno para millones de ciudadanos y empresas. ¡Estamos en territorio desconocido, no sólo para nuestro país sino para el mundo entero! Nuevas palabras empezaron a aparecer tales como: distanciación social, alejamiento físico, confinamiento, cuarentena, aislamiento personal…
Sabiduría de nuestra tierra
La amplitud y los efectos de esta pandemia me hicieron realizar más que la Tierra es un organismo autoregulador y autosanador y que cada especie es una célula viva en el seno de la Tierra. Sabemos que la Tierra se formó hace alrededor de 4,8 millardos de años, y la vida apareció hace alrededor de 3,8 millardos de años. Poco a poco, la vida empezó a evolucionar, diferentes células trabajando juntas para crear nuevas formas de vida, empezando por las criaturas a célula única hasta formas de vida más complejas que conocemos hoy día.
Los científicos creen que el virus COVID-19 apareció por primera vez en un mercado húmido chino en Wuhan. Estos tipos de mercados ponen a la gente así como a animales vivos en contacto con animales muertos – perros, pollos, cerdos, serpientes, zibetas, etc. Así es fácil que las enfermedades puedan pasar de los animales a los humanos.
Toma de conciencia
He realizado que yo también hago parte del problema. Yo como carne y aves, pero no quiero saber cómo tratamos a nuestros animales. Quiero poner de mi parte y encontrar una alimentación que respeta más la creación y guarda un cierto equilibrio en la naturaleza.
Para mí, el virus Covid-19 me recuerda que cuando la Tierra está desequilibrada, nuestro planeta encuentra un medio de curarse para que la vida pueda continuar de realizarse aún si eso significa deshacerse de una cierta especie, como los humanos. Eso es lo que nuestra Tierra Madre hará. Podemos escoger: la vida o la muerte. Nos realizaremos como especie cuando habremos entendido nuestro justo lugar y nuestro papel en esta Tela de la vida. ¡No somos los maestros de la Tierra! Sabemos que los humanos destruyen buen número de los ecosistemas de los cuales dependemos para nuestra sobrevivencia. Según el cosmólogo Brian Swimme, nunca hubo tanta destrucción en el planeta desde la desaparición de los dinosaurios, hace alrededor de 65 millones de años. Se necesitaron 3,8 millardos de años de creatividad para que la Tierra encuentre el buen equilibrio, para que la vida, tal como la conocemos, se desarrolle. ¡Hemos logrado destruir este equilibrio complejo de la vida durante los tres últimos siglos! Nos damos cuenta que la única manera de sobrevivir como especie es entrar en comunión con la naturaleza, entender que somos interconectados e interdependientes. Debemos cesar de manipular y controlar la naturaleza para nuestro propio uso y abuso.
Es claro y urgente que continuemos a ir hacia la intendencia en vez de hacia la dominación y el control. Nuestra sobrevivencia depende de ello, si no la Tierra tomará las medidas necesarias para eliminar toda especie que no quiere participar en esta Danza de la Vida.
Invitatioàn y conclusión
Como Hijas de Jesús y Asociados, debemos escoger tomar esta opción para la Vida. Mientras el desconfinamiento empieza poco a poco en numerosos países, debemos continuar de ir hacia un modo de vida más duradero para toda la humanidad. Debemos encontrar nuestro justo lugar en esta Tela de la Vida. Debemos recordar todo lo que tuvimos que atravesar, las tomas de conciencia hechas, las decisiones tomadas durante nuestro confinamiento. ¡Lo que ocurrió puede ocurrir de nuevo!
Les invito a meditar el pasaje de Job 12, 7-10. Es un buen momento para pararse y contemplar una criatura que encuentran durante un paseo o que ven desde su ventana. Como la criatura se revela a ustedes, pídanle de ayudarles a encontrar su justo lugar en esta Tela de la Vida. Podrían ser sorprendidos, ¡tal vez serán iluminados, gracias a ella! Sean abiertos, atentos, y escuchen…
“¿Quieres interrogar a las bestias? Ellas te instruirán; pregunta a los pájaros del cielo, ellos te lo dirán. Los que se arrastran por el suelo te sermonearán, y los peces de los mares te darán detalles de ello. ¿Quién no sabe que entre ellos todo es obra de la mano del Señor? Él dispone del alma de todo ser viviente y del soplo de vida de los humanos.” Job 12, 7-10 (Biblia de los Pueblos)
Denise Lirette, hj, Moncton, Nuevo Brunswick, Canadá
Gracias Dennis por tu reflexión personal y socio ambiental. Es una oportunidad que se nos da hoy para darnos cuenta que todo esta interconectado y que hemos de relacionarnos con más respeto y cuidado con todos los demás creaturas, hermanas y hermanos nuestros.