Practica antigua, en pandemia: denuncia profética

Las hermanas de la comunidad de Santiago de Chile nos comparten como la pandemia ayuda a denunciar el antiguo sistema Neoliberal. La gente estuvo muy atenta para trabajar en las realizaciones de las ollas comunes en Santiago precisamente en la comuna de Lo Prado, sale alrededor de 300 almuerzos para los enfermos y discapacitadas que necesiten.

Ollas Comunes en Santiago

 

En la Comuna de Lo Prado, donde vivimos, en el oeste de la ciudad de Santiago, hay actualmente 30 Ollas Comunes. En nuestro sector hay dos que atienden a dos poblaciones, O´Higgins y Cañada Norte.

Lo hermoso y destacablede esta actividad es su gratuidad en un sistema donde prima el dinero, todo se vende y se compra. El pueblo ayuda al pueblo con comida gratis. Esta manifestación de nueva organización solidaria entre vecinos tan propia de la gente modesta, esun gesto de resistencia y denuncia ante la respuesta inadecuada del gobierno y ante la pobreza creciente, resultado del estallido social de octubre 2019todavía sin solución.

 

Olla Común: respuesta profética, comunitaria

 

La Olla Común rompe la frialdad, los cálculos del egoísmo que el sistema neoliberal ha implantado a la fuerza en el país. Es comunitaria, de equipos, involucrando a mucha gente: las y los que aportan con alimentos, las y losque preparan el almuerzo, los y las que cocinan y lo reparten, En este sentido, para nosotros(as) creyentes es un gesto tremendamente profético de denuncia. El pueblo sencillo se organiza con dignidad y se ayuda solidariamente; hacen vida la Buena Noticia de Jesús de Nazaret.”Los aseguro que lo que hayan hecho a uno sólo de éstos, mis hermanos menores, me lo hicieron a mí” Mateo 25,40. “Vengan benditos de mi Padre… porque tuve hambre y me dieron de comer…”Mateo 25,34,y así,”No había entre ellos ningún necesitado” Hechos 4, 34

 

Origen de la Ollas Comunes

 

Las Ollas no son una invención de 2020, aunque también proliferaron durante la Dictadura en todo el país por las mismas razones que ahora. Su origen está en la época de los años 30 a 32, tiempo de la Gran Depresión que afectó el mundo, pero en Chile tocó especialmente duro a los trabajadores de la minería. Afectada la exportación de cobre y salitre, miles de mineros quedaron sin empleo, sin salario y migraron del norte a la capital con su familia en busca de mejores perspectivas. No hubo una respuesta válida. Así nacieron las ollas comunes para socorrer estas familias nortinas hambrientas.

Cuando los gobiernos sonineptos con sus respuestas, no buscan cómo o no quieren dar soluciones, el pueblo sencillo acude con prontitud, cariño, con solidaridad efectiva. Por las mismas razones de antañohoy, florecieron de nuevo las Ollas Comunes.

 

Nuestra solidaridad junto a los vecinos

 

A pesar de la cuarentena que nos frena con presencia permanente, apoyamos esta hermosa obra. Son dos Ollas que alcanzan dar almuerzos dos veces durante la semana.

Los días sábado y domingo ofrecen meriendas, pan amasado, té, chocolate y café.

En O´Higgins, la olla está a cargo de un grupo de jóvenes de la Pastoral de la Parroquia. Cuentan con mamás y abuelas para cocinar, jóvenes para la preparación y la repartición, pues se cocina en una casa y luego se traslada el alimento a la sede vecinal cercana. La gente acude con su olla o envase. Otros jóvenes distribuyen el alimento a las casas de personas enfermas o discapacitadas. Alcanzan repartir 300 almuerzos.

La dinámica es similar en Cañada Norte donde cocinan un equipo de vecinas y vecinos en una sedeal servicio de la comunidad. Los jóvenes acogen la gente que llega y otros reparten a domicilio para los enfermos o impedidos. Alcanzan servir 230 almuerzos cada vez.

 

La unión hace la fuerza

 

En momentos de catástrofe, la gente consciente, pero sobre todo los pobres se unen, se organizan para ofrecer respuestas concretas y no promesas. Es como recordar nuestros orígenes del cristianismo, y el legado de nuestra familia Hijas de Jesús, por ello, intentamos tanto en Chillán como en Santiago, responder acompañando, dejándonos ”interpelar por los desafíos de nuestro tiempo, colaborando en proyectos nuevos con la audacia de la fe” Cap.Gen.2016.

“Conservamos en el corazón una ternura particular para con los más pobres. Como Jesús, atento a los marginados de su tiempo, dejamos que resuene en nosotras el grito de los más desfavorecidos de nuestro ambiente…en fidelidad…al Carisma de la Congregación, tomamos la defensa de aquellos que no tienen voz o son víctimas de la injusticia” R.V.17

 

 

 

Margaret WESWOOD et Adriana LILLO comuna de Lo Prado,

Santiago en Chile.

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