« Yo derramaré mi espíritu sobre todos » (Joel, 3,1)
EL SOPLO DEL ESPÍRITU
No busca corregir nuestra manera de actuar
Tampoco busca despejar nuestros caminos de toda duda
Más bien, el ESPÍRITU lleva al publicano al fondo del templo, arrodillándole en adoración, más cerca del polvo que de la gloria
El EspÍritu se complace más en la paciencia, en la monotonía de los días, que en los grandes cambios espectaculares
Sólo un oido amigo del silencio, de una paciencia atenta a lo invisible, puede captar el respiro del Espíritu en el centro de su ser.
En este tiempo de Pentecostés, el Papa Francisco inclina la cabeza, humildemente, solicita nuestra oración y nos llama a orar por todos los pueblos.
En este momento de armonía nos invita a emprender desde hoy
“ESTE CAMINO DE FRATERNIDAD, DE AMOR, DE EVANGELIZACIÓN”
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