No se puede hablar de “llamada” sin agregar la palabra “escucha” y sentirse interpeladas por darle una “respuesta”. “Mira que estoy de pie junto a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta….” Apoc. 3,20
Enviada a un lugar conlleva muchas llamadas. Puede venir del Correo escolar, del Centro del servicio gratuito, del mismo ambiente. La respuesta nos lleva a un compromiso por todo el año con días y horarios fijos.
Una gratuidad responsable dentro de actividades fijas como:
. cocinas populares (los almuerzos se llevan a casa de los necesitados)
. correo de niños de la escuela primaria para plantear sus inquietudes
. centros de aprendizaje: tejidos, costura, telar, decoraciones etc….
Son lugares de encuentros extraordinarios que favorecen el conocimiento mutuo y la solidaridad con la gente del lugar. Nos damos cuenta que juntas podemos servir a muchas personas necesitadas.
También existen las numerosas llamadas “cotidianas” no programadas y que complican nuestros horarios:
– Una señora que llama por teléfono para decirme que no puede levantarse y pedirme “sacar” a su pequeño animal de compañía.
– Otra que pide ayuda para salir de su bañera donde queda presa de su incapacidad física.
– Otra que está complicada con sus medicamentos.
– Un besoin d’aide pour faire l’épicerie.
– Una ayuda para ir a unas compras al supermercado.
– La que no puede sola tender su cama después de lavar sus sábanas.
La vecina que pide escribir una carta o llenar sus cheques para sus pagos.
Y qué decir de todas las personas que tocan a la puerta (sin ningún horario):
-para tomar un café en la mañana pero con una situación que plantear….
. para recordar un punto del tejido o un detalle de la artesanía.
. para anunciar que deja el pueblo para irse a una Residencia de adultos mayores.
. para aliviar un duelo compartiéndolo.
. para pedir prestado el diario
. niños escolares que venden chocolate para actividades de la escuela
Y cuántos sufrimientos causados por la soledad. Dando tiempo a esos pequeños servicios, una se da cuenta del alivio que procura a la gente. Pequeños servicios, causa de felicidad para una misma y para las personas socorridas. Una inserción con color de “pueblo” y sabor a “Evangelio”.
Ser atenta a lo largo de los días, he aquí una manera de llevar juntas la preocupación de la llamada y así humanizar a nuestro ambiente.
Y sin darnos cuenta, otras toman el paso ……
Hna Michelle Tourigny, Champlain (Vice-provincia de Trois-Rivières, Canadá)
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