Lo inesperado de Dios en el corazón de una nueva misión

Para la Hermana Denise Toublant, Hija de Jesús en África, el último año ha estado lleno de sorpresas y descubrimientos. Nos cuenta cómo ella ha tocado la acción de Dios en unas experiencias y acontecimientos inéditos.

En Septiembre 2019, he dejado Yaoundé en el Camerún para Brobo en Costa de Marfil. Fui acogida por las Hermanas Hélène y Estelle con quienes estaré en comunidad, en la parroquia San Pablo, en la diócesis de Bouaké.

A principio del año escogí dar prioridad al descubrimiento de la realidad geográfica, humana, eclesial del medio, del país, en relación con nuestra orientación de provincia “Hacia una Iglesia sin fronteras”.

La marcha es mi deporte favorito para mantenerme con salud, pero también para conocer un barrio, una ciudad, un pueblo. Es una ocasión para entrar en relación con personas en su lugar de habitación, en el camino hacia el mercado, la escuela, el trabajo.

”Yo soy la mamá de Regina” (una niña sorda y muda del centro); ella llama a su hija para saludarme.

… Dos muchachitos, con una gran agilidad, confeccionan el taparrabos baoulé.

… Dos mujeres pelan la mandioca para hacer el attiéké: el plato típico de Costa de Marfil.

“¿Puede entrar para saludar a mi papá que no puede más caminar?”

La relación continuará.

“Cercanos y unidos en Cristo, construyamos una Iglesia viva” tal es la orientación diocesana de Bouaké presentada en la reanudación pastoral para este año. Yo escojo participar en la CEB Sta Mónica de nuestro barrio para tratar de vivir juntos esta orientación y para crear relaciones de proximidad con los más cercanos por las viviendas. Nos desplazamos cada miércoles de una casa a la otra y compartimos a partir del folleto elaborabo por la Iglesia del país: un hecho de vida, la Palabra de Dios, una atención a los acontecimientos alegres, a las personas enfermas, a las familias enlutadas.

“No nos conocemos lo suficiente; debemos aprender a visitarnos para hacernos más cercanos los unos de los otros” recuerda varias veces J.B. Maman Hélène me pide pasar a su casa para visitar a su esposo, muy enfermo, que no puede más desplazarse, que no habla más… Iré regularmente, y compartiré la oración y la pena de la familia cuando él morirá en Julio.

 

“Cuidar de la casa común”

¿Cómo implementar “Laudato Si” de manera concreta, tomando en cuenta la realidad en este ambiente donde los papeles y plásticos cubren el suelo? Empiezo con la concesión y el trozo de terreno exterior que bordea nuestro cerco. Sensibilización a la limpieza y a la clasificación de la basura con el personal, los niños y los animadores del centro Madre de Misericordia. La fiesta de Navidad y la del Martes de carnaval permiten concientizar a los padres al mismo tiempos que a los niños, pues los adultos son tan acostumbrados de tirar al suelo.

El terreno debe quedar limpio gracias a los basureros puestos a la disposición. “Al timón de mi carro, boto el papel por la ventana en la calle; es tan arraigado en mi cabeza” me dice un papá profesor que me anima en este trabajo para un medio ambiente más agradable y con mejores condiciones de higiene.

En reunión en MDM, Jean Louis propone de contratar la alcaldía para recoger la basura. Vamos ahí juntos y pedimos de recoger la basura por lo menos una vez al mes, quitar todo lo que no se quema y no puede servir de compost. ¡Aún es gratuito! En Marzo, con unos trabajadores sociales, venidos de Francia por una semana, los mayores del centro realizan un “compostor” para los desechos orgánicos.

En la CEB yo recuerdo la operación limpieza de nuestro medio ambiente organizada el 7 de Marzo por el sub-prefecto quien movilizó las asociaciones, los vecinos. Ése día, tres muchachas del grupo llegan a las 7h para participar de ello. Yo reconozco a unos profesores de colegio que llevan la preocupación de la ecología y empezaron este trabajo en su establecimiento. De paso por el instituto en Enero, después de haber hablado con las mamás que venden comida, hablo de esta cuestión con un profesor. “Como usted yo no soporto la suciedad que reine aquí. Salimos de una sesión donde hemos reflexionado sobre la situación y vamos a empezar la sensibilización con los alumnos, vamos a implementar una estrategia para llegar a eso, responsabilizándoles…”

Tres meses después, me maravillaba tanto había cambiado el cuadro de vida: plantaciones de árboles protegidas, cuarteles de sensibilización, terreno limpio… ¿A ver cuando un concurso del establecimiento de Brobo que tendrá el más bello medio ambiente?

 

“Sus caminos no son mis caminos”

En el mes de Marzo, el confinamiento está decretado en Costa de Marfil, para enrayar la propagación de la pandemia del COVID-19. Todas las actividades escolares, eclesiales, de culto, están paradas. Puedo consagrar más tiempo al trabajo del campo, de la casa, a la lectura, a la oración.

Bruscamente, un problema de salud surge en Mayo: no logro caminar más sin un gran dolor. Ya estoy bloqueada, obligada a abandonar la caminata y a quedar en casa durante 5 semanas con 2 en aislamiento en un cuarto sin salir de ahí (reposo completo por orden del doctor). Mis Hermanas cuidan de mí, especialmente para las comidas. Encuentran una televisión disponible donde unos amigos.

Seguir en la misa en directo con el Papa Francisco en Roma o en una iglesia en Paris me abre más a la dimensión universal de la Iglesia en el corazón de nuestro mundo tan tocado por la pandemia. Tomo gusto en mirar las actualidades en los diversos continentes, documentarios, a oír debates teológicos, bíblicos o filosóficos, à escuchar música. Todo eso nutre mi fe y mi oración, en comunión con la humanidad. Sobre mi mesa, diversos libros con un ensayo provocador del Hermano Mikaël Davide OSB sobre la vida religiosa que abre un bello horizonte: “No perfectos, pero felices.”

 

En la acción de gracias, en otro lugar que el previsto

Me alegraba pensando ir a Francia para mi jubileo de oro de vida religiosa: retiro con el grupo y celebración de acción de gracias. Saboreaba ya la alegría de los reencuentros en Kermaría. Desde el anuncio de la anulación, había consentido al abandono de este proyecto pero tuve que vivir el día aniversario de mi profesión, el 15 de Junio y la fiesta en Kermaría el 18 de Julio en el aislamiento de mi cuarto. La comunidad parroquial de Brobo celebró una Misa de acción de gracias para todo el grupo y más particularmente para las celebradas de jubileo que obraron en Costa de Marfil.

 

Un nuevo llamado al desplazamiento, a la disponibilidad

Para mi gran sorpresa, recibo una llamada de la Provincial para una nueva misión para Karna en Camerún. Llegado el momento, organizar mi partida, con las condiciones y exigencias puestas por los dos países, me causaba bastantes preocupaciones pero nunca me imaginaba todo el recorrido que me esperaba. Irène y yo dejamos Brobo a final de Agosto para Abidjan, la capital económica del país, donde se hacen todos los trámites. No recibo el resultado de mi test COVID y al Institut Pasteur me informan que es positivo. Soy parte de los numerosos portadores asintomáticos a quienes se les da un tratamiento corto y se les recomienda respetar las medidas barreras.

Llegadas a Abidjan por seis días estaremos bloqueadas ahí durante tres semanas, en un centro de acogida donde las condiciones convienen bien para vivir este período. Aprendo a circular por bus, descubro tres de los cinco centros de pruebas reconocidos por el país y aprobados por el Estado, el hospital universitario tantas veces presentado en la televisión para los enfermos del COVID, el Instituto Pasteur que analiza todas las pruebas. Saco de mi maleta el Nuevo Testamento y revisito las cartas de Pablo a las comunidades cristianas. En la alegría como en las pruebas, él prosigue con fe su misión de anuncio del Evangelio que descansa en el poder de Dios. Este relectura me ayuda a atravesar este tiempo de inquietud donde mi única preocupación es de llegar lo más pronto posible en el lugar de la misión que me está confiada. “Lo puedo todo en Aquel que me fortalece.” (Filipenses 4, 13)

Irène viajará sola en el secundo avión previsto. Dos días después, cuando por fin subo a la sala de embarque, ¡ qué consolación! A lo largo de este recorrido, he tocado la acción de Dios que me ha sostenido de diferentes maneras y me ha permitido quedar serena, a pesar de todo.

 

Gracias Señor por haberme permitido volver a la fuente en este año de mi jubileo, por haberme hecho experimentar de nuevo el poder extraordinario que te pertenece y no viene de nosotras, criaturas débiles y frágiles. Te doy gracias por tus maravillas, en el corazón de mi vida cotidiana.

Mira la Costa de Marfil, nuestro país.

Concede a todos sus habitantes

el Amor, la Verdad, la Justicia,

Concede a cada uno ser artesano de Paz.

¡Tú eres el príncipe de la Paz!

Nos prometiste la Paz, danos tu Paz.

Nuestra Señora de la Paz,

tú, a quién nuestro país fue consagrado,

intercede por nosotros.

(Extracto de la oración de la Iglesia del país, creada 6 semanas antes de la elección presidencia)

 

Hna Denise Toublant hj, Brobo, Côte d’Ivoire

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