El COVID-19, aunque sea una amenaza mundial, no tiene sólo su lado negativo. Mientras estamos paradas, volvemos a pensar en nuestro futuro y el planeta retoma su soplo.
Un tiempo d desafío
Ciertas encuentran difícil la falta de contactos. A causa del confinamiento, nuestras Hermanas en residencias no pueden visitar a sus compañeras en cuidados de larga duración y cuidados especiales. Esta medida de protección percibida como necesaria es pesada de parte y otra.
Hay también ciertas Hermanas cuyo sistema inmunitario está amenazado, haciéndoles más vulnerables aumentando su nivel de estrés.
Un tiempo de renovación y reajuste
Este tiempo de parar está también percibido como un tiempo de retiro forzado pero beneficioso. Tenemos más tiempo para la oración, la lectura, la reflexión. Es también un tiempo para releer lo que hemos vivido, nuestra vida de fe, nuestra manera de orar, nuestra relación con los demás y con la creación, don de Dios.
El retiro anual, habiendo sido anulado, varias de nuestras Hermanas en residencia en Parkland, Riverview decidieron hacerlo en privado. Se prestaba bien ya que todos los tiempos de comida se toman actualmente en los apartamentos para respetar la consigna de distanciación.
Este tiempo gratuito es una oportunidad para cumplir con tareas que siempre estaban pospuestas “cuando tendré tiempo”. Es así que nuestros apartamentos raras veces han sido tan limpios, nuestros archivos tan bien ordenados, nuestras fotos tan bien organizadas.
Por mi parte, confecciono máscaras que comparto con los demás inquilinos del bloque-apartamentos y con nuestras Hermanas en residencia.
Nuestra oración abraza a toda la humanidad sufriente
Somos conscientes que es también un tiempo de grandes pruebas para las familias que no tienen la posibilidad de acompañar a los suyos que están muriendo en el hospital o en los Hogares de cuidados. (Nosotras mismas hemos vivido esta experiencia cuando el fallecimiento de nuestra querida Hermana Marie Paquet.) Las pérdidas de empleo y de ingresos dejan también a las familias en situaciones precarias. Además, donde la violencia familiar estaba ya presente, este tiempo de confinamiento hace la vida más difícil todavía.
Conscientes del sufrimiento que estas situaciones pueden causar, nuestra oración se extiende a toda la humanidad.
Otros efectos positivos de la COVID-19
- En el país, los partidos políticos son todos unánimes en cuanto a la manera de administrar la crisis – probablemente algo nunca visto.
- Las familias aprenden a conocerse mejor pasando preciosos momentos juntos: conversaciones más amigables y prolongadas, momentos de compartir, juegos de sociedad, cocina, salidas, paseos en bicicletas y otras actividades.
- Parece haber una sincera preocupación por el bienestar de los demás.
- Se expresa más una gran apreciación de las personas que se sacrifican para los cuidados, la alimentación, la seguridad de los ciudadanos aún arriesgando su vida.
- Los adeptos de las redes sociales se las ingenian para crear y poner en línea cantos, corales virtuales y otras anécdotas con el fin de divertir las personas que, como nosotras, están restringidas en sus actividades.
Y nuestro planeta en todo eso
Las estadísticas muestran que este paro forzado es justamente lo que necesitaba para rehacerse. Los carros viajan mucho menos, los vuelos aéreos son reducidos a los que son absolutamente necesarios, lo que disminuye de mucho la polución. El aire que respiramos es más puro.
Conclusión
Termino tomando un extracto del testimonio sabroso de Cécile Lavoie hj de Rimouski: “El animalito, con su pequeñez, hace caer barreras, construye puentes, acerca a la gente, hace nacer impulsos de simpatía, generosidad, creatividad y beneficencia que irradian y alivian las heridas.”
Hna Catherine Cormier hj
Moncton, Canada
Que bella lectura Katerine…viene de ti… Tengo el gusto de haberte visto y compartido un poco, mas allá de mis limites de ignorar el frances…
Me ayudaste a ver con más orden en mi corazón y cabeza el rol de acompañar y de vivir en fe después de COVID _19.