Hermana Marie Bontole, Hija de Jesús en misión en Kinshasa, nos comparte en algunas líneas el movimiento y los elementos claves de lo que vivió el pueblo congoleño durante la visita del Papa a la RDC, a principios de febrero.
Los Preparativos de acogidas
Los preparativos han sido de varias órdenes: políticos, espirituales, sociales, materiales, sanitarios. Todo le pueblo congoleño ha contribuido a la visita para que ésta ocurra en buenas condiciones. El gobierno, orgulloso de acoger no solo al Jefe de la Iglesia Católica, sino también al Jefe de Estado del Vaticano, dispuso todo para organizar mejor la recepción del Santo Padre.

A lo largo de este tiempo de preparación, sentimos una emoción esperando la llegada del Papa. El aeropuerto de Ndolo donde su santidad iba a celebrar la santa Misa era magnífica, bien decorada. La ciudad de Kinshasa se había revestida su hermoso vestido de antaño como el verdadero «Kin la Belleza». Los militares fueron movilizados, campañas de concientización por aquí, por allá.
La Preparación espiritual
El pueblo congoleño ha preparado esta visita en la meditación y la oración. Durante los tres días anteriores a la llegada del Santo Padre, la Iglesia de Dios de la RDC y particularmente la de Kinshasa, organizó un Triduo de oración en cada parroquia. Hemos confiado al Señor el viaje y la estadía del Santo Padre en nuestro país, para que todo suceda en la paz. Esta preparación espiritual se ha extendido incluso en las Iglesias del despertar a través de múltiples sesiones de oración para el Santo Padre.

Los artistas católicos y no católicos a su vez compusieron hermosas canciones de bienvenida que expresan alegría y especialmente el deseo del pueblo congoleño de vivir en la esperanza y la paz, gracias a la presencia del Santo Padre en la RDC.
Una presencia llena de esperanza
A través de esta visita del Santo Pontífice, el pueblo congoleño se sintió «honrado», él que, en este difícil momento de agresión, de guerras, se sintió olvidado e ignorado por muchos. La llegada de Santo Padre fue una presencia de esperanza contra cualquier desesperación.



Este pueblo desesperado acogió con alegría las diferentes exhortaciones del Papa. Algunos afirmen y se sienten reconfortados. Otros certifican que la visita de su Santidad ha fortalecido su fe. Con todo el pueblo congoleño, también afirmamos que la presencia del Papa ha reavivado la esperanza en los corazones de muchos congoleños, cristianos o no, y que estamos orgullosos de ello.
Gracias al mensaje del Santo Padre dirigido a las víctimas de la Guerra del Este, a los catequistas y a los jóvenes, a todos los Congoleños se sienten apoyados y alentados a continuar para vivir la reconciliación entre ellos: las Iglesias, los partidos políticos. Tenemos la misión de vivir la vida fraterna y el amor de la Patria, de considerarse verdaderamente como hermanos y hermanas para trabajar en el advenimiento de la paz, de la justicia, de la dignidad de la persona para un Congo prospero.

Nuestra misión de humanización

Como Hijas de Jesús, en misión de humanización y de humanidad en el corazón de esta pueblo dolido por la guerra:
- Nos sentimos conmovidas, interpeladas, revitalizadas por las palabras del Santo Padre,
- Para dejarnos entrenar cada día en los caminos de humanidad de Cristo siendo más cercanas a este pueblo.
- nous nous sommes laissées bouleversées, interpellées, redynamisées par les paroles du Saint-Père,
- pour nous laisser entraîner chaque jour sur les chemins d’humanité du Christ en étant davantage proche de ce peuple.
Era como si el Santo Pontífice nos decía:
«Congoleño(a) no tengas miedo, avanza en aguas profundas, toma tu destino en mano, el Señor te precede.»

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