Con ocasión del Día Mundial Misionero, Rachel Paquin, en misión en Honduras, pero de vacaciones en Trois-Rivières por algunos días, nos comienta el Evangelio de ese domingo 21 de octubre, en la capilla de Kermaria. Ella nos recuerda que todos y todas somos misioneros, dónde estemos.
En el Evangelio de hoy Jesús identifica muy bien lo que es la misión, su fundamento y el camino de todo misionero. El señala las actitudes que identifican el misionero. En resumen podríamos decir que la misión es una llamada-envío para servir y dar su vida en nombre de Jesús. Entonces la misión se sitúa a nivel del SER mucho más que del HACER.
Servidores del bien y de lo bello
Todos, todas somos misioneros(as), no importa el lugar dónde estamos y de lo que hacemos. Somos misioneros. Somos llamados a ser servidores, unos videntes del bien y de lo bello de la vida y ayudarle a que crezca. Ser misionero según Cristo Jesús, es estar en estado de servicio. Lo que nunca se pierde en buena salud o en la enfermedad …
Dar su vida
Cada uno, cada una hemos vivido obediencias, cambios de lugares, servicios, pero nunca se ha perdido el estado de misión:
somos misioneros, como persona, como comunidad, como Congregación. Nuestro carisma de HONRAR LA SANTA HUMANIDAD DEL HIJO DE DIOS califica muy bien nuestra misión de Hijas de Jesús.
Han cruzado las fronteras de Trois-Rivières, de Québec e incluso Canadá, para servir en otros lugares, para dar su vida.
Una partida, un abandonado
Para mí, en el año 1974, me iba para Honduras a los 29 años de edad. Eso fue vivir un abandono : familia, trabajo, estudios universitarios, lugares de inserción, gentes conocidas y queridas. Lo que me animó ha sido lo mismo de lo que me animaba en Québec y que me anima todavía: servir y dar mi vida en medio de un pueblo más necesitado. Fue para mí:
- Un nuevo nacimiento
- Una incarnación
- Una adaptación a otra cultura, otro idioma, otras costrumbres
- Una renovación total, interíor y exterior
Durante 28 años he trabajado viajando en las aldeas, pequeños pueblos de montaña. Salía 4 o 5 días por semana, en bus, andando, montando a caballo, para ir hacia la gente y estar con ellos. Mi principal instrumento: la Biblia, Palabra de Dios.
Fue una escuela de crecimiento en la sencillez y la humildad.
Profesora, capaz de enseñar, de hablar en público etc… tuve que aprender otro idioma lo que necesita mucha escucha, mirar atentamente, sentir del interior, mover la lengua siete veces antes de hablar balbuciando, atención para captar el verbal, el no verbal, el sentido de las palabras, de los gestos…
Actualmente, con 3 compañeras, asumo la presencia en nuestra casa de acogida en Tegucigalpa, capital de Honduras, y colaboro con el Arca de Jean Vanier en el acompañamiento y la formación de los dos directores y asistentes, pastoral-presencia en una clínica con opción mental (presencia, escucha, oración, juegos…) Asumo la presidencia de la Conferencia de Religiosos en nuestra zona. Colaboro también en la pastoral vocacional Hijas de Jesús.
Tomar mi lugar
La misión en Honduras y 6 años en Colombia ha cambiado muchas cosas en mi vida, me ha aprendido a relativizar :
- A tomar un ritmo de vida más ligero
- A tomar mi verdadero lugar, serviente para dar vida
- A tener apertura sobre la diferencia
- A dejar espacio a las hermanas menores de edad hondureñas, colombianas y chilenas
- A creer más en el Dios de la historia que actúa
El apoyo más grande que he recibido fue lo del pueblo mismo, su acogida incondicional y la oración de ustedes mis hermanas. Estar en Honduras, con el pueblo hondureño es para mí fuente de vida, de dinamismo, de reconocimiento hacia Dios, el pueblo, y mi vice-provincia que me apoya y me permite vivir esa gracia.
Rachel Paquin, Honduras, Provincia America Latina
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