Valeria, la ayudante ama de casa de la comunidad de las Hermanas en Daoukro, en Costa de Marfil, fue bautizada en la noche de Pascua de Resurrección. Su descubrimiento de Dios ha transformado su vida y ha tenido un fuerte impacto en la comunidad. Hermana Ruthina nos cuenta sobre su caminar.
El toque de Dios
Durante la Vigilia Pascual de este año, Valeria, la ayudante de ama de casa en la comunidad de Daoukro, entró en la Iglesia de Cristo Resucitado de entre los muertos. Recibió el Sacramento del Baptismo en la iglesia San Pedro y San Pablo con otros quince catecúmenos, durante una celebración rica en bailes, cantos y símbolos en la manera africana.

Valeria ha tenido una experiencia espiritual personal con Jesús. Ella es la única que puede testimoniar de ello. Este toque de Dios es un verdadero don para la Iglesia, como lo señala el Papa Francisco, «convertirse en cristiano es un don que viene de lo Alto. No se puede comprar la fe, pero pedirla sí, y recibirla como un don sí». Es una riqueza que trae a la Iglesia, un llamado a una nueva vida.
Un encuentro personal
Ella nos cuenta su historia: «No conocía a la Iglesia y me enfermé gravemente por un tiempo. Una señora de la Renovación Carismática rezó por mí y me pidió que lo acompañara a la Misa. Dudaba al principio porque tenía tres hijos y todavía no estoy casada. Pensaba que no estaba lista para ser cristiana. Pero la señora había insistido en que la acompañara.

Al principio, no entendía nada, pero en cada misa se leía muchas intenciones de misa. Un día, decidí pedir una misa para que este Dios me salve y encontré la curación. Encontré un trabajo donde las Hermanas Hijas de Jesús como aseadora. Al ver la manera de ser de las Hermanas con la oración y su proximidad con las personas, comencé a buscar a este Dios. Iba a misa más a menudo”.
El Papa Benedicto XVI resumió esta encuentro en su encíclica Deus Caritas Est, n ° 1: «En el origen del hecho de ser cristiano, no hay una decisión ética o una gran idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da a la vida un nuevo horizonte y, por lo tanto, su orientación decisiva». Valeria no partió de lejos para buscar a Dios, sino que lo escuchó a través de esta «mujer de Dios» y por las encuentros con las Hermanas. Por lo tanto, ella decide inscribirse para la catequesis para el bautismo.
Un camino de vida adaptado
¿Cómo catequizar a una mujer que nunca fue a la escuela? La única forma está en su lengua materna, el Baoulé. ¡Necesitaba una preparación adaptada! Esto significa que todo suceda oralmente, con símbolos, experiencias de vida, pequeñas historias, imágenes y fotos… En este caminar del catecumenado, se enfrentó con malentendidos. Tenía sentimientos compartidos pero con toda sencillez, nos hacía preguntas para tener más aclaraciones.

Su caminar en el aprendizaje de la vida cristiana no siempre fue fácil, pero ella se mantuvo. Necesitó valor y deseo!!! Una cosa es segura, Valeria no se desanimaba, ella tenía sed de Dios, ella estaba apasionaba por este descubrimiento de un nuevo Dios Misericordioso, lleno de amor y piedad. Cuanto más avanzó el programa del catecumenado, más ella tenía esta sed de Dios, como en el Salmo 63, «Mi alma está sedienta de ti… Tu gracia es mejor que la vida.»
Fue un placer ver a Valeria iluminada cuando compartía todo lo que estaba sucediendo durante estos cursos de catequesis. A menudo recitaba el Credo, el Padre Nuestro, el Dios te salve María, el Acto de contrición, los diez mandamientos en Baoulé con un cierto orgullo ante nosotras las Hermanas. Nosotras también, emocionadas por este nuevo descubrimiento, hemos caminado con ella como los dos discípulos en Lucas 24, 13-25. ¡Qué alegría!!!

Una mujer nueva
Estoy asombrada por el caminar que Valeria ha podido hacer y la maravilla que Dios ha realizado en ella. Ella participa en los diferentes movimientos de apostolado de la parroquia y siempre sigue siendo apasionada por su experiencia espiritual. La canción “Gracias asombrosa” del siglo 18 resume muy bien su recorrido.
Gracia asombrosa que dulce el sonido
Que salvó a un miserable como yo,
Me perdí a veces pero ahora me encontré
Era ciego, pero ahora veo…
Gracia sorprendente, con un sonido tan dulce,
Que salva al miserable que yo era,
Estaba perdido pero me encontré
Era ciego, ahora veo…
Que el Señor le da a Valeria vivir plenamente la gracia de su bautismo, y ser la luz de Dios para todas las personas que encuentra.
Sr Ruthina Francis dj
Daoukro, Côte d’Ivoire
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