Hacia un » Sí definitivo, portador de vida»

La Hermana Marina Ntsandi en Misión a Karna, en Camerún, comparte su experiencia, su recorrido vocacional. Han fortalecido su deseo de estar en seguimiento  de Jesús Servidor y la llevó a comprometerse definitivamente en la Congregación de las Hijas de Jesús según su Regla de vida, el 02 de enero del 2022 en la parroquia Nuestra Señora de Lorette en Yaoundé -Cameroun.

 

 

Un caminar en la primera etapa de formación

 

Todo comenzó el 10 de julio del 2009, cuando presenté a la Hermana Denise Toublant, en aquel entonces  Superiora Provincial, mi carta de solicitud de ingreso al postulado de las Hijas de Jesús. Desde el mes de octubre, con otros tres jóvenes, experimenté  la vida comunitaria, apostólica para aprender a conocer el carisma y la misión de las Hijas de Jesús.

 

 

Después de dos años en el postulado, fui admitida, ¿qué digo? Soy llamada a profundizar mi deseo a través de la etapa del Noviciado. Esta etapa prepara la joven a sus primeros votos en la Congregación.

En el noviciado, recibí una formación integral y humana a través de sesiones, recolecciones, retiros, acompañamientos espirituales, estadías comunitarias y apostólicas. Esta etapa ha sido a veces feliz y a veces difícil. El seguimiento de Cristo a veces me parecía ponerse oscuro, sin futuro, ni felicidad. Gracias a mis relecturas de vida a la luz de los Evangelios, con los consejos y testimonios de las Hermanas Mayores, comprendí  que todo no es «rosa» para quien quiere seguir a Jesús. Hay consolaciones y desolaciones, momentos de turbulencia y combates interiores. Este es el camino que conoció Cristo y en el que soy  llamada a seguirlo.

 

 

El 27 de julio de 2013, pronuncia mis primeros votos en la familia religiosa de las Hijas de Jesús, con mis tres compañeros. Ese día, recibí la cruz de las Hermanas Hijas de Jesús, así como su Regla de vida, de las manos de la Hermana Marie -Thérèse Retho, Superiora Provincial. Fue enviada en misión en la comunidad de acogida en Mvolyé-Yaoundé.

 

Una experiencia misionera

 

Empieza entonces la etapa del juniorado. Es una etapa de la vida religiosa que prepara a la persona joven a comprometerse definitivamente en la Congregación.

Durante esta etapa, después del Camerún, fui enviada en misión en la República Democrática del Congo, en Camerún y nuevamente en la RDC durante cinco años.

«Allí donde somos enviadas, vivimos cerca de la gente, con toda sencillez enraizadas en un pueblo, colaborando, según nuestras posibilidades, en la promoción de todos y en el anuncio del Evangelio para que seamos capaces de acoger a Jesucristo y  vivir  como Iglesia». (Regla de la vida No 15)

 

 

Para estar cerca de estos «pequeños» trabajé en la enseñanza, siendo profesora de profesión. Trabajar con otro pueblo  ha sido para mí una gracia. Con los estudiantes y sus familias, para entendernos mejor, comencé a aprender el idioma del lugar para estar realmente con ellos; Conocer y comprender su historia, su cultura, sus tradiciones y compartir sus alegrías y penas, convirtió mi mirada y me permitió vivir las realidades de otras poblaciones.

Una experiencia espiritual distinta de la mía, a través de cantos y ritos religiosos nos llevamos todos a Jesucristo. Realmente me sentía «misionera» en la Diócesis de Basankusu (RDC). Durante este período, en la Arquidiócesis de Kinshasa, también estuve marcada por las personas que viven en el «hogar de los ancianos» de nuestra parroquia San Achille Kiwanuka . Con ellas, compartí el Evangelio del domingo, recité el Rosario e intercambié sobre lo vivido diariamente; Todo esto en el idioma local. Cada mes, se organizaba una misa y los fieles se unían a nosotros.

 

Volver a la fuente

 

En 2015, para hacer memoria de nuestros fundadores y fundadoras, he vivido  una gran experiencia espiritual en la Congregación. Volver a las fuentes caminando en la huellas de nuestras predecesoras me permitieron vivir plenamente el carisma iniciado desde 1834 por la Madre Santa Angèle y sus compañeras, nuestras primeras Hermanas. La historia de nuestra Congregación me es entonces palpable a través de la peregrinación en los sitios de nuestras Hermanas Mayores, los testimonios de personas de la región de Bignan de aquellos que trabajaron con ellas en las escuelas, las jóvenes que continúan recibiendo apoyo de las Hermanas  en la supervisión de sus estudios. ¡Qué emoción también frente a las reliquias guardadas como un legado!

 

 

Encaminamiento progresivo hacia una donación total de mi vida.

 

En 2018, todas las Hermanas jóvenes de la Congregación, que tienen entre 5 y 8 años de votos y diversas nacionalidades, participaron en una sesión organizada por el Comité de Formación en Ngoya, Camerún. Esta formación únicamente por Hijas de Jesús nos abrió más a las realidades de una vida religiosa fraterna, comunitaria, apostólica según nuestra familia religiosa. También alcanzó  nuestra experiencia de los votos de pobreza, obediencia y castidad a imagen de Cristo Servidor y según nuestro Regla de vida.

Después de algunos años más, pedí pronunciar mis votos definitivos. Mi solicitud aceptada, mi preparación se finalizó con  el retiro de treinta días según los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.

 

Un compromiso para siempre

 

Así, el 02 de enero de este año 2022, rodeada de mi familia, de mis Hermanas en Congregación y de todos aquellos que vinieron a manifestarme su fraternidad, en comunión conmigo, apoyada por esta palabra de la Virgen María en la boda de Cana. : «Haz todo lo que te dirá» (Jn 2, 5), pronuncié estas palabras:

«Señor, YO, Ntsandi nga Marina Cecile, te consagro toda mi vida por los votos de obediencia, de pobreza y de castidad que hago para siempre en la Congregación de las Hijas de Jesús y según su  Regla de vida».

 

 

Este compromiso lo tomé ante  la Hermana Chrescence Beyala, Superiora Provincial, representante de la Superiora General. y ante Monseñor Emmanuel Abbo, obispo de Ngaoundéré, representante de la Iglesia.

Al pronunciar mis votos, este día de la Epifanía del Señor, Monseñor Emmanuel Abbo me invitaba a buscar a Cristo todos los días como estos Reyes Magos y a ne dar solo lo que poseo. También me invitaba a ser feliz en las pequeñas cosas sencillas y acoger generosamente las misiones confiadas para amar y servir.

Recibí de las manos de la Hermana Chrescence Beyala, Superiora Provincial, un anillo, signo de mi alianza, de mi compromiso y mi amor filial a Jesucristo, mi Maestro y Señor. Al final de la celebración, la Hermana Chrescence me envió en la misión, en Karna en Camerún.

 

 

Para mí, este compromiso me llama a la fidelidad, a seguir siendo «una Hermana para todos» y a vivir el carisma, en la alegría permaneciendo abierta y atenta a los acontecimientos que marcan nuestro mundo de  hoy.

Solo Dios es capaz de llenar una vida más allá de nuestras propias expectativas más a menudo diferentes de nuestra buena voluntad. Para mí, existir y ser feliz es alabarlo, amarlo por toda mi vida y servirlo a través de mis hermanos, los más pequeños y los pobres.

Oh María, Oh José, acompáñenme en mi camino todos los días.

Les ofrezco a todas personas que esperan en su Hijo Jesús.

Así como todas las que son queridas mías.

Protegen a cada una de ellas y denles su ayuda.

 

Hna. Marina Ntsandi H.J,

Karna, Camerún

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