Hacia Santiago de Compostela a través de Vaylats

La acogida de peregrinos en la ruta hacia Santiago de Compostela se ha reiniciado en Vaylats, Francia. Una de nuestras Hermanas ha contribuido a un nuevo guía espiritual para peregrinos en el camino de Puy, nos ofrece esta meditación sobre el caminar y la hospitalidad ofrecida por el «Convento de Tournelles».

 

 

 

«Deja tu país… y vaya al país que te mostraré» Génesis 12.1

 

Dejar, partir, caminar, caminar, avanzar …

Etapa en etapa, de éxodo en exodo,

De ayer a hoy, de hoy a mañana.

Nacimiento y renacimiento

 

¿Hacia dónde ? ¿Por qué ? ¿Para quien ?

 

Puy, Aubrac, Conques,

Vaylats, Moissac, St Jean Pie de Port …

Y lejos, muy lejos, a lo lejos, Santiago

 

 

Brillo de sol en la hora más calurosa,

Lluvias, vientos, espejismos, polvo, cansancio.

Milagro también de un hombro amistoso.

La sombra finalmente extiende la promesa de una noche tranquila.

Y luego, pronto, allí, un arca hospitalaria.

Abierta bajo la bóveda habitada del silencio.

Descanso, ligereza, espacio emocionante.

¡Descenso en aguas profundas tal vez!

Dolor, sed, lágrimas, alegría todavía temblorosa,

Verdad tenebrosa haciéndose un camino.

 

 

¿Hacia dónde? ¿Hacia qué? ¿hacia quién?

 

Hacia lo desconocido.

Hacia lo(a) desconocido(a) que soy para mí,

Hacia lo(a) desconocido(a) que solo espera para nacer.

La vida que brota en mí palpita con el deseo,

obstinadamente en busca de «alegría inexpugnable»

Que será mi país, que será mi casa,

Donde ya mora el amor inalcanzable.

¿Hacia dónde ? ¿hacia qué? ¿hacia quién?

 

 

En luz rubia, camino haciendo desvío,

Allí está ubicado, el convento en las torretas.

Está cargado de historia, d vidas llednos de días,

Etapa sin arrepentimientos, etapas sin regreso

De un paseo bajo las estrellas del insondable cielo

La noche sostiene su aliento inmóvil y límpido.

Cubre el oriente una claridad de aurora.

La sombra gana en luz para el primer amanecer.

Un pájaro canta en la distancia ..

 

 

» Ven !

He aquí, me paro en la puerta y yo golpeo. Si alguien escucha mi voz, y abre la puerta, entraré en casa; Y comeré con él y él conmigo…

Le daré una piedrita blanca en el que se escribe un nuevo nombre que nadie lo sabe, excepto el que lo recibe «Apocalipsis 3.20; 2,17

C.l. Francia

 

 

 

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