Es una fiesta marial particularmente querida de la Congregación de las Hijas de Jesús, llamadas a honrar la humanidad santa de Cristo.
La Congregación de las Hijas de Jesús celebra, con la Iglesia, estas fiestas que hablan de los misterios de la vida de Jesús . En reconocimiento de la participación de la Virgen María, en la vida de Jesús, la Congregación ha escogido el 8 de diciembre como fiesta marial especial.

Sin el « fiat » de María, Jesús, el Salvador, Mesías divino no hubiera existido. En el pasado,La Iglesia ha discutido su Concepción inmaculada pero a María lle ha reconocido un lugar especial en el plan de Dios, celebrando su concepción. Es el Papa Pío IX quien el 8 de Diciembre de 1854 ha pronunciado solemnemente que la Santa Virgen había sido preservada del pecado original en el momento de su Concepción por los méritos de nuestro Salvador, Jesucristo.

Cuatro años despuès, esta declaración ha sido confirmada en las apariciones en Lourdes, cuando María se identifica a Bernadette Soubirous diciendo : ” soy la Inmaculada Concepción “.

En nuestra Regla de Vida, tenemos una citación de Madre María de San Carlos, donde pide en su oración, en la fiesta de la Immaculada Concepción… “Para la Congregación, la mayor fidelidad a caminar en las sendas de Dios y a responder a sus planes….”

(Regla de vida p. 44)

Tradicioanalmente se celebraba la fiesta, haciendo pequeños tronos a María en los lugares del apostolado de la época, o en la casa o en la escuela. Antes de la fiesta se oraba durante nueve dias con estas palabras :

« Es muy bella o María, sin pecado original.
Es la gloria de Jerusalén
Es la alegría de Israel
Es el honor de nuestra raza »

La Víspera de la fiesta era un día de ayuno y el día mismo se iba en procesión con antorchas , de trono en trono, cantando himnos y orando para que María protegiera la congregación y la misión de cada una. En Inglaterra se guarda en memoria el poder de « entrar » en el convento : una recompensa especial para las jóvenes alumnas de la escuela.

Aún el Islam, los musulmanes reconocen a María bajo el vocablo de Miriam y la miran como modelo sublime de pureza y piedad. Algunos grupos le conceden un estatuto eminente de modelo supremo de santidad y virtud maternal.

Al final de su carta : « Alégrense », dirigida a los hombres y mujeres consagrados, con motivo de la apertura del año de la Vida consagrada, el Papa Francisco declara que :

« en María, es toda la Iglesia que camina ; en la caridad del que se dirige hacia el más frágil…..En María que cada uno de nosotros, empujado por el viento del Espíritu, viva su propia vocación y vaya adelante ! »

Es llevando el Evangelio hasta los confines de la tierra que nosotras, las Hijas de Jesús, tenemos el desafío de seguir los pasos de María y de manifestar la Buena Nueva de la Salvación, donde estemos.

Mary Clare Mason