Sí, el 8 de diciembre es siempre
una gran fiesta donde las Hijas de Jesús en Kermaría.
Que se sepa que estamos verdaderamente « felices »
de acoger a la gente del vecindario
que vienen con nosotras decir y cantar su fe ;
así que formamos una asamblea importante.
A las 17.45 todo empieza con una procesión en el claustro. Hombres y mujeres, niños, religiosas, todos entran en la capilla.
Cada uno recibe una vela encendida, sube por un lado, pone su vela al pie de la Virgen y toma un puesto.
Todos cantan:
María, o Virgen inmaculada
Todos recurrimos a ti,
Reza, o Madre bien Amada,
Reza ; reza, reza por nosotros.
Fue una alegría para nosotras conocer al nuevo párroco de Locminé, el Padre Eloge Elenga, congolés, que preside la celebración. Su voz suave, clara, nos invita a la oración y al recogimiento. Su homilia breve, concreta, retiene la atención de la asamblea
Al momento de la acción de gracias, el Magnificat rezado por todos es cortado por vibrantes Aleluias. Viene la bendición final y el envío. La alegría está en todos los rostros. Los ojos fijados en Nuestra Señora, se le lanza con confianza una última llamada : « Ven a socorrer a este pueblo que cae y busca levantarse. »
A la salida, el órgano que toca agilmente nuestra organista nos acompaña. Alegría de nuestros corazones y maravilla para nuestros oídos.
Bernadette Justum, h.J.
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