La hermana Lesly comparte un poquito sobre su experiencia vivida en Santiago de Chile, como religiosa Hija de Jesus ayudando en el proceso de reparación e integración de mujeres vulneradas.
Mi experiencia en el proceso de reparación
Hace más de un año, fui enviada a Chile con la misión de compartir la vida y la pasión de seguir a Jesús y Su deseo por el Reino. Este viaje ha sido mucho más que una tarea; ha sido una inmersión en el lado sagrado y humano de la vida, donde cada experiencia ha revelado una fuerza renovadora que ha guiado mi camino hacia una conversión personal y espiritual profunda.
Desde mi llegada, la vida comunitaria y el trabajo en misión han sido una fuente inagotable de inspiración y fortaleza. He encontrado en cada día la oportunidad de crecer y reflexionar sobre mi vocación como consagrada, explorando nuevos horizontes que enriquecen mi dedicación y responden a nuestro Carisma de Hijas de Jesús.
Gracias a la acción del Espíritu Santo, he respondido al llamado de trabajar con mujeres en situación migrante, víctimas de trata de personas, sobrevivientes de violencia intrafamiliar (VIF) y personas con adicciones a sustancias psicoactivas en la Fundación EDUCERE.
Integración de Mujeres Vulneradas
En este contexto, he tenido la oportunidad de colaborar con un equipo laico, compuesto principalmente por mujeres, que respetan y valoran la diversidad de creencias, ya sean católicas, gnósticas, ateas, entre otras.
Juntas, nos dedicamos a cuidar de otras mujeres, respetando y defendiendo la dignidad humana en cada una. Nuestro trabajo consiste en buscar constantemente el rescate de la dignidad, integrando, sanando y fortaleciendo la confianza en aquellas que han perdido la esperanza debido a experiencias dolorosas.
Gestos sencillos
A través de esta experiencia, he descubierto que el Señor se manifiesta en los gestos más sencillos y cotidianos. Una palabra de aliento, un gesto de comprensión, pueden ser la clave para que una persona vulnerada inicie su búsqueda por una vida en autonomía y libertad interior. Estos momentos de conexión y apoyo, aunque pequeños, tienen el poder de transformar vidas y ofrecer esperanza.
A menudo, me he cuestionado si mi labor es realmente significativa, especialmente cuando el proceso de transformación es lento y los resultados no siempre son evidentes. Sin embargo, me consuelo al recordar que mi papel es ser un instrumento en las manos de Dios. Él es quien obra en el corazón de cada persona y determina el momento en que lo sembrado dará fruto. Mi tarea es llevar a estas mujeres en mi oración diaria, confiando en que Dios sigue trabajando en sus vidas.
Trabajar con mujeres y niños víctimas
Cada día, me repito que mi misión es trabajar con mujeres y niños víctimas de una sociedad machista, clasista y selectiva, donde a menudo se les ve como un estorbo o se les ignora hasta que aparecen en las noticias por razones trágicas como femicidios o violaciones de derechos. Aunque el camino hacia la concientización es arduo y los recursos a veces son limitados, el deseo de donarse y servir sigue siendo grande en mi corazón.
Mi experiencia en Chile ha sido una lección constante de fe y esperanza, reafirmando mi compromiso con el Carisma de las Hijas de Jesús. Continuaré trabajando con dedicación, buscando ser un instrumento de amor y paz en medio de la adversidad, confiando en que Dios guía cada paso de mi mission.
Hna Lesly Jaqueline Zelaya Cruz
Comunidad, Santiago de Chile,
Región Metropolitana
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