“Queremos arraigarnos en medio de un pueblo, procuramos hacernos presentes en los ambientes más modestos, con una ternura particular para con los más pobres.” RV. 10
Hemos acogido con mucho entusiasmo la invitación que nos hizo el padre Roberto (Congregación religiosa de los padres Basilianos), de apoyarle durante la misión de Semana Santa 2016 en la Comunidad de Taganga, Santa Marta, Colombia.
Nos hemos aventurado a lo desconocido, puesto que contábamos solo con nuestro deseo grande de ir a misionar y servir. Sencillamente acoger la novedad de Dios que nos sale al encuentro.
El padre Roberto, previamente logró adecuar una habitación y baño en la casa cural que está en plena construcción, con el fin de que las hermanas lograran un poco de comodidad. Al llegar percibimos que la comunidad parroquial nos esperaban; estaban deseosas/os de experimentar nuestro carisma como religiosas que llegaban para compartir la fe con ellas/os.
No tardamos en descubrir la apertura, sencillez y generosidad de la gente (vecinos/as), valores arraigados en quienes acompañaron de cerca esta experiencia.
El primer día aventuramos ya que no teníamos agua en casa. El agua llega en Carro-tanques cada tres días, este líquido es muy preciado porque hay que comprarla; la falta de agua, curiosamente contrasta esta con el inmenso mar que en todo su esplendor rodea esta zona.
Esta experiencia de misión la compartimos con dos seminaristas Basilianos, Edilson y Luís, que hicieron parte del equipo misionero.
Con gran entusiasmo nos hemos reunido para preparar los encuentros para los niños/as y jóvenes de la comunidad, con los que nos encontrábamos para la Pascua infantil y para la Pascua juvenil. Desde el inicio se logró cautivar su presencia con los diversos talentos que los/as animadores teníamos para gloria de Dios. Ha sido un interesante trabajo para llevarles el mensaje de Jesús Salvador en su vida cotidiana. Tanto niños como jóvenes fueron muy perseverantes en los encuentros. Ellos/as se sintieron motivados y deseosos de descubrir o releer sus experiencias a través de espacios de reflexión y trabajo lúdico con propuestas muy creativas, con el fin de ayudarles a explorar sus posibilidades personales y colectivas en la realidad que les acompaña.
Admirable la labor que hace allí en Taganga, el Padre Roberto, a pesar de su edad. Lleva tres meses de presencia y ha logrado convocar y avivar el ardor por la persona de Jesús y el deseo grande de cooperar en la misión. En realidad nos ha llamado la atención su celo misionero, recorre calles polvorientas de esta pequeña vereda y la gente a su paso le reconoce y saluda con el cariño de sentirle cercano, se percibe que en todo su actuar busca incansablemente el bien común que les puede unir como comunidad creyente, quienes se comprometen encuentran su lugar, una participación activa y dinámica.
También hemos tenido la dicha de degustar la variedad de comida típica. Ya que éramos invitadas por diversas familias que nos esperaban siempre con alegría y nos atendían con la simpatía y gusto de los sencillos. Era una manera de acercarnos y conocerles de cerca, las manifestaciones de cariño y confianza nos hizo sentir que teníamos un espacio allí en esta familia.
Con sentimientos de agradecimiento a Dios por todo lo vivido y compartido con nuestros hnos/as en este lugar, emprendimos nuestro regreso para continuar gozosas descubriendo y arraigando en nuestras vidas a Jesús que continúa manifestándose en nuestra vida de diversas maneras.
Creemos que la riqueza de la vida religiosa está en el compartir nuestros carismas congregacionales y ser signo de Reino desde un trabajo intercongregacional.
“Queremos arraigarnos en medio de un pueblo, procuramos hacernos presentes en los ambientes más modestos, con una ternura particular para con los más pobres.” RV. 10
Felices Pascuas de Resurrección a cada una.
Con Cariño: Sus hnas. Yury Casallas y Gelsomina Rodas
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