“La vejez no es una cárcel, sino un balcón con rejas, sí, pero que da sobre una extensa panorámica”.
Esta citación de María-Luisa Kschnitz me inspira para descubrir, desde mi balcón, una panorámica extensa, interesante y llamativa. Es de ahí que, abriendo los ojos, descubro muchos signos de vida en mi entorno. El más fuerte de mi tiempo, lo paso con mis doce hermanas hijas de Jesús a Canterbury Hall, una vida sencilla pero muy significante.
Sus pequeños gestos hablan mucho a las personas que las rodean: visitar un(a) enfermo(a); dar un servicio a un(a) vecino(a); contar historia para olvidar el aburrimiento; recordar una actividad a alguien que olvida; escuchar con corazón abierto una historia ya escuchada; vivir serenamente una situación de salud difícil; distribuir periódicos; tomar una merienda con un grupito… yo podría continuar la enumeración. En todos esos gestos de presencia al otro, yo veo signos de vida, signos de humanidad y de esperanza. De mi balcón, esta vista me ayuda cada día a olvidar las rejas, y a vivir en paz mi misión con ellas.
Hermana Jacqueline Desroches, d.j, Vice-provincia de Moncton
Canada
Hna. Jacqueline Dios ve con agrado los gestos sencillos que haces y vives con cada una de tus hermanas… Que ellas en cada mirada llenen de animo y amor, para poder responder a los desafios que como hijas de Jesús seguimos viviendo hoy sin importar el “balcón” donde nos encontremos … Abrazos para cada una de nuestras hermanas de Moncton.