Las hermanas más jóvenes de la congregación, reunidas en Kermaría del 14 al 30 de julio para la peregrinación en las huellas de sus fundadores, nos comparten los preciosos frutos de esta vuelta à la fuente del espíritu de las Hijas de Jesús y de su espiritualidad.
“Como peregrinos, juntos, ir a beber a la fuente para apropiarse mejor y vivir hoy el Evangelio según nuestro carisma y espiritualidad”
: así fue definido el objetivo general de nuestra peregrinación.
Al intentar conseguir esta meta, viví ese tiempo de peregrinación con una actitud de recogimiento, de disponibilidad y de apertura interior, en búsqueda de ese tesoro escondido que constituye nuestro carisma y espiritualidad. Esta disposición interior me permitió empaparme de las realidades concretas que vivieron nuestros fundadores y fundadoras y eso se consiguió por el descubrimiento de los distintos lugares de nacimiento, de formación, de misiones que frecuentaron nuestras primeras hermanas. Al conocer todos estos lugares que no voy a citar aquí, el de Bignan me impactó mucho y me permito con gozo y acción de gracias afirmar que allí está la cuna sobre la que se construyó nuestra congregación, el lugar en que reposa la perla preciosa de nuestra historia y que hizo germinar el grano enterrado en la tierra por el Padre Noury. Y el gesto del don de su corazón testimonia de la profundidad de su amor para con nosotras.
Como peregrina, esa experiencia me enriqueció mucho, colmó un deseo mantenido durante
tanto tiempo, tan esperado, de vivir esa vuelta a los orígenes para poner mis pasos profundamente en los
de nuestros fundadores y fundadoras y de percibir concretamente en que consistieron sus vidas enteramente dadas al servicio de sus hermanos y hermanas para dejarse interpelar por las realidades de su época. Además, eso afianzó y reafirmó en mí el orgullo de pertenecer a la familia religiosa de las Hijas de Jesús y de vivir la belleza de su carisma que se hace cargo de la persona en su totalidad.
Para el futuro, me siento llamada a ser portadora de los valores evangélicos y humanos que encarnaban nuestros fundadores y fundadoras:
- la sencillez y la mirada atenta a los pobres en la persona del Padre Noury;
- la humildad del Padre Coëffic que supo hacer realidad el proyecto concebido por el Padre Noury;
- la desapropiación, el abandono a la voluntad de Dios de Madre Santa Angela;
- la fe y la confianza total en el Señor, siguiendo el ejemplo de Madre María de san Carlos que sin cesar, en la oración a la Virgen de las luces, me invita a “ir siempre hacia adelante, sirviéndome de todo para avanzar en la humildad que libera y la sencillez que da paz, dulzura y confianza en Dios”. Desde mi noviciado hast a hoy, esa oración compuesta con expresiones de Madre María de san Carlos es para mí una fuerza, una luz, una referencia, un fundamento en el que me apoyo cuando llegan momentos más difíciles. Eso afianza mi fe para disponerme a la voluntad de Dios como nuestra Madre y seguir mi caminar en la confianza.
En resumen, al final de esa bella experiencia de peregrinar en los pasos de nuestros fundadores, me siento colmada y convencida de que es la mano de Dios que condujo mis pasos en los de nuestros fundadores. 1834-2018: ¿qué misterio? ¿qué linda historia? ¡Bendito seas, Señor por haber colmado mi deseo alumbrando en mí ese fuego de amor que ardía en los corazones de nuestros fundadores!
Pauline
Christelle expresa sus sentimientos :
“Volver a la fuente de nuestros fundadores, pisar sus huellas, conocer sus vidas, lo que vivieron y experimentaron en su cuerpo y su espíritu, me permitió volver también a mi vida personal, apostólica y relacional.
Y eso me dio un impulso, el celo misionero de “ir siempre hacia delante con mis fuerzas y mis fragilidades,poniendo mi confianza en Dios con amor”, como nos exhorta nuestra querida Madre María de san Carlos en sus escritos.
Esa experiencia me permitió descubrir las cualidades de nuestros fundadores:
- personas de oración,
- sencillas,
- dinámicas y atentas a las necesidades y a los llamados de los más desfavorecidos.”
Débora dice:
Para apropiarnos el Evangelio según nuestro carisma y nuestra espiritualidad, la congregación nos ofreció el hermoso regalo de hacer una peregrinación en los lugares de su origen.
Esa peregrinación a la fuente me aclaró toda la historia de la congregación que había aprendido desde el aspirantado hasta el noviciado. Con cada fundador y fundadora pude saborear algo:
- la sencillez,
- la humildad,
- la confianza en Dios,
- la pobreza del corazón, el hecho de saber entrar en un proyecto ajeno, de ponerlo por obra con otras personas… Así descubrí el espíritu y la espiritualidad de las Hijas de Jesús. También me impactó la acogida que nos brindaron nuestras hermanas de la Provincia Francia-Bélgica. Al final de mi experiencia estoy en una actitud de alegría, de confianza y de acción de gracias.
Viviane comparte los momentos fuertes de la peregrinación:
“¡Cuán hermosas son tus obras, Señor! Todo ser humano es una historia sagrada. El ser humano está hecho a imagen de Dios.”
Lo que me marcó mucho en la experiencia de ir a beber a la fuente:
volver a la historia de cada fundador, ver cómo Dios entró de una manera particular en la historia de cada uno de ellos, ver a las personas que Dios usó para realizar su proyecto sobre cada uno. Sentí en mí una interpelación y al mismo tiempo una alegría de volver a mis orígenes. Releer con agradecimiento mi historia. Mirar con atención las huellas de Dios en mi vida. Dar gracias y dar testimonio de esos grandes hechos en mi vida cotidiana.
Al dejarme moldear por los orígenes de cada uno de los fundadores, el Salmo que resuena en mí es el 139 (138): “Tu mano me guía, tu mano derecha me agarra…”. Nuestra historia es asombrosa y llena de maravillas.
Me impactó también la comunidad de Bignan. Me di cuenta de que ese lugar es la raíz de nuestra congregación. Todo se funda en esa tierra. Me imaginé a Madre María de san Carlos sentada arriba, en la capilla, orando y contemplando las huellas de Dios. Ciertamente, en sus momentos de pruebas, venía a ese lugar para abandonarse al Señor, confiarle sus preocupaciones, hablar con El de corazón a corazón. Guardo de sus escritos esa expresión: “Hacerme una soledad en el fondo de mi corazón en la que acostumbro tratar con Nuestro Señor de todas las cosas antes de tratarlas con los seres humanos y, mientras actúe afuera, me ejerceré siempre a tener adentro el ojo fijado en el divino modelo que deseo reproducir de nuevo.” Esa frase me invita cada día a poner mi confianza en el Señor.”
Felicitaciones queridas hermanas por aceptar la invitación a poner sus huellas en las huellas de Jesús. Vale la pena! Como dicen varias de ustedes “Ir hacia adelante, con la confianza puesta en Dios”. Animo y sigan dejando huella.
Viviana