La comunidad de Lalbenque, situada en el Suroeste de Francia, nos cuenta un hecho de vida que comprueba la generosidad. Estar confinado es: ¡dar… y… recibir en abundancia!
Mediodía: El almuerzo esta puesto en la mesa, ¡lo vamos a compartir sencillamente en comunidad! Hemos cogido algunas lechugas que vamos a… dar a unos vecinos…
Viene “Julie” que lleva una caja y una cesta de verduras, dirigiéndose hacia nuestra puerta… ¡abierta! Pone todo al suelo y dice: “¡Es para ustedes! ¡Es lo que recogí en el mercado “para las Religiosas”! No entendemos.
Un exceso de generosidad
“Quisiera que ustedes me devolvieran mi cesta… Les he preguntado lo que harían de lo que les iba a quedar después del mercado ¿Me darían algo para las Hermanas?… Ellas no van al “resto du coeur” (organismo de ayuda alimenticia).
Miramos, realmente sorprendidas.
Tenemos todo lo que necesitamos…
Miramos de más cerca lo que contiene la cesta
“Hay cosas por ponerlas en seguida en el refrigerador: jamón, pescado fresco, pollo, repollo rellenado, cecinas… otras para plantarlas en el jardín: lechuga, tomates, menta, pimentones, calabaza, chalotes, cebollas, e incluso guisantes en flor, ¡por replantarlos!…
También tenemos lo necesario para la sopa y unas comidas: zanahorias, patatas, rábanos, repollo verde, pepinos, porros, ajos… incluso una botella de vino ¡¡¡“Côtes du Lot”!!!
¡Agradecemos a Julie! ¡A ella la esperan para un cóctel con los vendedores en la Alcaldía!
¿Cuáles son los benefactores?
Buscamos: ¿Es la iniciativa de Julie, sola?
¿O se trataría de una reacción de los aldeanos que invitamos en enero y febrero para un intercambio sobre nuestra Vida Religiosa y los 200 años de nuestra fundación en Vaylats? Todavía no lo sabemos.
¡Un inmenso GRACIAS sube de nuestros corazones.
“O Señor, cómo reconocer los beneficias que me otorgaste. ¡Cada día voy a celebrar tu grandeza! Aleluya!”
“¡Estás aquí en el corazón de nuestras vidas!”
A menudo cantamos estos estribillos para expresar nuestra oración al final de las comidas…
Hnas Vincent, André Marie y Marie-Jo, Lalbenque, Francia
Es verdad, ninguna situación social puede desplazar la solidaridad, el poder dar y recibir. El sentirnos cerca unos de otros de manera excepcional…
Gracias por el testimonio.