Un laico que trabaja con nuestras hermanas en Colombia habla de su experiencia con un grupo de jóvenes desfavorecidos. Una experiencia que reveló el “Cristo” detrás de cada rostro.
El llamado de algunos jóvenes del barrio Puerto Mallarino en Cali, Colombia, a compartir la vida, orar, leer la palabra o comer algo y reír, condujo a una experiencia de trabajo social y pastoral con los jóvenes en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de 2018 a 2020. Fue un espacio que propició un gran reconocimiento de ellos y una apertura como Iglesia católica local. Estos encuentros como lo menciona el laico comprometido Diego Duque “se acercaban más a Dios”. El grupo Cristos de la palma, como se bautizaron fue un grupo diferente a “adolescentes de grupo juvenil”, estas historias de vida están cargadas de calle, consumos y episodios de delincuencia.
Te reconocemos Señor
Cada reunión con ellos era reconocer un “Cristo” detrás de su cara, su pinta, su discurso “parcero”, sus tatuajes y sus cicatrices. Era “abajarnos” a su vida cotidiana y entenderles, sin querer decir que estábamos de acuerdo con algunas de sus acciones; pero si callar el juicio y reemplazarlo por palabras y correcciones de misericordia, un duro proceso por nuestra compleja realidad humana y el rotulo social.
Acogiendo el llamado “vengan y vean”
Entre 7 a 10 chicos se reunían en medio de la insistencia de la hna. Herminda o la hna. Isemane, religiosas comprometidas, gracias a su carisma abierto a las necesidades pastorales de su contexto, igual labor de la profe Angela o de Karime laicas comprometidas que generaban la cercanía y estaban pendientes junto con el Padre Rafael Lopera a tantos llamados que en cierta medida era un desgaste físico y emocional, sin embargo valía la pena la espera, llegaban a las reuniones poco a poco en medio de excusas, pero llegaban.
Esos encuentro nos enseñaron que no es al ritmo propio, es al ritmo de ellos, pues no son jóvenes que acaten fácil la norma y no era tampoco un taller de resocialización, son encuentros de fe; cada reunión fue un enamoramiento lento de JESUS hecho palabra de vida; no era lo que se pudiera dar sino llevarlos desde sus reflexiones, locuras y liderazgos a reconocer que son valiosos en Dios es decir el eje central del proceso; reconocer LA DIGNIDAD HUMANA en ellos y sus familias.
Siempre serán bienvenidos
Sin embargo, los procesos con jóvenes tienen un tiempo, se van poco a poco, unos más estables que otros, unos esperan algo de la Iglesia, piden trabajo o mercados, hay diversas expectativas como en toda relación humana; en este caso una parte fue así; pero todos vivieron a Jesús “le metieron la ficha” a cada encuentro, compartir o el retiro final. “Ellos podían ser ellos” con nosotros y Jesús; se formaron con el SENA en dos cursos, participaron de un jueves santo y eso fue el sello grande de su fe católica, se sintieron amados en ese gesto sacramental de lavado de pies.
Faltaron recursos para apoyar esta iniciativa; laicos y religiosos comprendimos que no es fácil y que ellos y nosotros necesitábamos reflexión, metodología y espacio, que la falta de compromiso y a veces la manipulación para realizar actividades sale a flote en ellos mismos, la perseverancia y paciencia son dones que debemos pedir todos los aquí implicados, pero lo cierto es que esta novedad pastoral fue, es y será un espacio valioso y necesario para seguir descubriendo a “más Cristos jóvenes” que están en las esquinas de los barrio buscando “acercarse más a Dios” .
Leonardo Valencia
Trabajador Social y Laico comprometido
Excelente. Bendiciones y feliz navidad hijas de Kermaria. Es muy dificil trabajar con comunidades vulneradas y pobres. Pero es la forma de construir reino. Sigan adelante Hijas de Jesus. Encarnado en la historia de nuestros barrios.