El 12 de septiembre, en la capilla de Kermaría (Francia), hubo una celebración de acción de gracias por los 50 años de presencia de las Hijas de Jesús en Haití. Era importante hacer memoria de esos años, en el momento en que acabamos de dejar la inserción en ese país.

 

En una breve entrevista, Marie-Thérèse Quéré y Annick Quérellou nos comparten algunos ecos de esa hermosa celebración.

 

 

Marie Thérèse : – Annick, estabas presente en esa celebración, ¿Nos podrías decir lo que tuvo eco en ti al escuchar la historia de la mission de las Hermanas en ese país ?

 

Annick : – Primero, la precisión del llamado. Mñr Rémy Augustin, obispo haitiano exiliado en Roma, se encuentra en 1966, en la oportunidad de un Consejo de Congregación, con la Superiora General, Madre Pauline. Le pide que mande a unas Hermanas para la instrucción de los niños pobres de su país.

En segundo lugar vino la respuesta positiva de la congregación. En septiembre del 1969, cuatro Hermanas canadienses, que vienen de Rimouski, llegan a Bonneau donde abren una escuela y, desde el inicio, tienen la preocupación de introducir el criollo en el enseñamiento que se imparte a los alumnos. « Un idioma muy complejo, distinto del nuestro; el idioma de un pueblo que vivió duros momentos y que luchó por sobrevivir », dice una Hermana.

 

M.T. : – Las Hermanas se involucraron también en la vida de la Iglesia fuera de la educación formal, me parece.

 

A. : -Sí, pero entendí que eso implicó una experiencia ardua de inculturación. « Quedar uno mismo y a la vez volverse otro… acercarse siempre más a la gente ,buscando entender lo que viven ». Sus compromisos hablan de una gran cercanía y una solidaridad grande con los mas desposeídos:

• trabajo en las escuelas, los centros de formación;
• trabajo con los aldeanos para mejorar sus condiciones de vida;
• encuentros semanales con los presos menores de edad, en relación con las misioneras de la Caridad, encuentros con los niños de la calle…

 

 

M.T. : -Acabamos de dejar la inserción en Haíti, pero creo acordarme que hay un episodio de la historia del país en que ya estuvimos a punto de dejarla.

 

A : -Sí, fue en 1994 durante el golpe de Estado. La embajada de Canadá pidió a todos los Canadienses que vivían allí de dejar el país. El Consejo general dejó a cada Hermana la libertad de tomar su propia decisión. Algunas tomaron la valiosa optión de quedarse en Puerto Principe y en La Croix. Vivieron lo más cerca posible de la gente los acontecimientos dolorosos que generó la crisis política.

 

M.T. : ¿No es una manera de « honrar la Humanidad Santa del Hijo de Dios» ? Es, sin lugar a dudas, el sentido de la presencia de las Hermanas, en ese momento difícil como a lo largo de esos 50 años entre 1969 y 2019. ¿Cómo se manifestó eso ?

 

A : – La respuesta a tu pregunta, la encuentro en lo que expresó una de las Hermanas: « Esa presencia nos permitió:

• revelar, por nuestro anuncio pero sobre todo por nuestra manera de ser, a Cristo que tomó nuestra condición humana, y revelarlo en toda su humanidad;
• despertar en las/los que estaban cerca de nosotras el sentido de la responsabilidad;
• dar prioridad a los más desposeídos, a los que quedan en el borde del camino. »

 

 

Invitada a compartir sus impresiones después de la celebración, Hna Monique Le Strat dice muy sencillamente que valoró :

 

• la evocación, en 7 momentos, de la misión cerca de un pueblo golpeado por la pobreza y las catástrofes;
• la celebración misma, un tiempo fuerte impresionante por el silencio, la escucha, en una profunda comunión con ese pueblo.

Y añadió « Gracias a nuestras Hermanas misioneras y a las que prepararon ese tiempo intenso de compartir, de oración y de acción de gracias que nos pone de nuevo en el camino de nuestra misión como Hijas de Jesús : « Honrar la Humanidad del Hijo de Dios ».

 

En nuestro camino, juntas…

 

 

«Mantengamaos despierta la memoria del Señor

guardemos en el corazon el recuerdo de

sus maravillas»

 

Srs Marie-Thérèse Quéré et Annick Quérellou fj

 

Para saber más : les «7 séquences«