Caminar al lado de los pobres, al lado Jesús: Una pro-vocación

Hna Viviana Ferero Angulo hj, en misión en Colombia, comparte con nosotros sus reflexiones sobre este tema.

Jesús llamó y llama toda vía hoy a los que él quiere con la misma promesa, con el mismo envío, con la misma fuerza y se pudiera decir que con los mismos obstáculos o desafíos que históricamente bajo distintos contextos, afectan el seguimiento y anuncio de la Buena Nueva de Jesús. Bajo esta premisa hoy caminamos como discípulos/as, apóstoles/as.

Jesús llamó a los que él quiso para que vivieran con él,

para enviarlos a predicar con poder para expulsar demonios. (Mc 3, 13-19)

A los/as que llama los/as quiere, piensa, acompaña y envía para sanar y liberar.

Esta última para “sanar, “liberar y expulsar demonios” es una de las consecuencias de nuestra respuesta a su llamado.

Vivir con el

Hemos dicho “Si”, para en primer lugar :

  • estar con él, escucharlo con gusto,
  • con actitud de novedad,
  • a la espera de manera personal y también juntas.

En el silencio de nuestra oración, en el estudio de la Escritura, del Magisterio, de la realidad, de la vida misma, de los acontecimientos; allí él nos habla y nos orienta. Su respuesta es creativa y siempre sorprendente, nos da paz y ánimo para seguir la caminada en su nombre. ¡Lo hemos experimentado!

Liberar nuestras relaciones

En segundo lugar, hemos dicho, “Si” para liberar nuestras relaciones. Aun con nuestro ser en proceso no acabado y a veces un poco sordo y miope, nos envía para cultivar día a día la relación de hermanos/as con la paciencia, entrega, gratitud, reconocimiento del aprendizaje mutuo, del crecimiento y desarrollo de nuestros dones y talentos como comunidades de vida, de seguimiento junto al Señor.

Expulsar demonios

En tercer lugar, nos envió para expulsar demonios. Es desde allí que nuestro “Si” toma fuerza y decidimos personalmente y juntas/os acercarnos a los rostros excluidos de los sistemas económicos, educativos, sociales y religiosos para animar al pobre a que se:

  • amen, se cuiden.  
  • organicen.
  • hermanen y amisten.
  • liberen y empoderen.
  • solidaricen.
  • proyecten en las distintas dimensiones de vida.

Hoy es una alegría constatar que siguen vivos los carismas de institutos que se comprometen en nombre de Jesús a estar al lado de los migrantes, las mujeres vulnerables y los hombres desorientados. Se ven con niños y jóvenes heridos en diferentes contextos socioeconómicos y emocionales. Puede ser con personas de diversas orientaciones: en situación de calle, desempleados, enfermos y/o ancianos vulnerables, poblaciones marginadas o afro indígenas, privadas de libertad.

¡Cuánto carisma y cuánta vida hay en los consagrados! Cuánta entrega y años de tradición de servicio, de ayudar al pobre a organizarse, a estar allí al lado del que sufre y amarlo, animarlo a sacar lo mejor de sí, hacer que el crea en sí mismo, que se conozca y crea en Jesús que le ama y le sueña mejor.  

Señales de la vida

La vida religiosa está allí, como decimos, al pie del cañón, como ” las mujeres del alba” que fueron a ver, a acompañar este momento de dolor, de ver al Señor muerto, a la espera paciente, amorosa “Muy de madrugada cuando todavía estaba oscuro Maria magdalena …”, Jn 20 1-19. Ellas allí se encuentran con la vida, la esperanza, Jesús resucitado. Cuando todo parece perdido, van aprendiendo a descubrir la novedad, los signos de vida, las posibilidades, la esperanza resurge.  

“Muy de madrugada cuando todavía estaba oscuro Maria Magdalena…”

Jn 20 1-19

Saber esperar, saber confiar es un don que nos enseñan las mujeres, las primeras testigos de la resurrección. La vida religiosa con esta opción de caminar junto al empobrecido, prefigura este evangelio, acompañar en fe a los que parece lo han perdido todo, da lugar poco a poco a la esperanza, la novedad, la alegría.

Conscientes de nuestro ser discípulo/a

Queremos :

  • seguir aprendiendo a servir al pobre de manera articulada y organizada entre nosotros y con otros.
  • hacerlo con proyección y perspectiva de reino.
  • renovar nuestras relaciones soro-fraternales.

Queremos aprender a anunciar la Buena Nueva con pasión, sencillez, apertura, alegría y creatividad. Este desafío incluya apostar por una conversión ecológica en nuestros estilos de consumo y de vida, además de recordar, mirándolo a Él, como un mantra cada día :

 ¿Qué haría Cristo en mi lugar?

 ¿Cuál es tu voluntad, en este panorama actual del mundo, de nuestra congregación?

¿A qué me llamas concretamente hoy, cuando hablamos de renovar nuestros estilos, nuestras formas de servir, de caminar juntos?

Tenemos que dejar que El responda de manera creativa como siempre lo hace. Esto se vuelve un hábito de vida que poco a poco transfigura nuestro obrar y proceder, nos marca un estilo según nuestros carismas personales y congregacionales.  

Hna Viviana Fereo Angulo hj,

Colombia


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