El Centro “Mère de Miséricorde” refleja nuestro carisma de proximidad con los más vulnerables.
En el mes de Enero del 2006 se reconoció oficialmente la apertura del Centro “Mère de Miséricorde”. Fue reconocido porque desde varios años nuestras hermanas de Brobo, (Côte d’ivoire) particularmente Hna. Marie-Claude, se preocupaban del destino y del desamparo de muchos niños discapacitados. Esos niños se encontraban en los pueblos, escondidos, cuando no era programada su disparición, porque la “tradición” les atribuye todos los poderes maléficos.
El 28 de mayo del 2016, inmensa era la alegría de todos reunidos: 47 niños, sus padres e invitados.
Una decoración hermosa del salón, trajes de un mismo color fabricados por los jóvenes del Centro, llevados por pequeños, adultos, educadores, y aún por la majoría de las mamás. Los padres estuvieron muy implicados en la preparación de la fiesta y en el relato de la historia del Centro.
Una parte de la mañana fue consagrada y animada por los niños discapacitados. Los aplausos significaron el aprecio de todas esas actuaciones.
Varias personas hicieron alocuciones: un teniente del acaldía agradeció nuestra comunidad por su empeño al lado de los niños y prometió una ayuda financiera al Centro, en cuanto sea posible. Un jefe tradicional agradeció las hermanas y prometió ser más atento a los niños discapacitados de los pueblos. Todos expresaron su agradecimiento.
Monseñor el Obispo nos alegró mucho haciendo vínculo entre la obra “Mère de Miséricorde” y el nombre de nuestra Congregación, las Hijas de Jesús: “Decimos “tal padre, tal hijo” talvez se puede decir ” tal Padre, tal hija”. Sus hijas hacen como Jesús en la sinágoga de Nazaret, hacen oír a los sordos”…Reconozco que yo estaba emocionada. A pesar de una agenda cargada, Monseñor tomó el tiempo de bailar con los niños. Su actitud sencilla expresa que el Señor ama a toda persona, sea cual sea su discapacidad, oculta o visible. La eucaristía de acción de gracias nos lo recordó al principio del día.
En la noche anterior hubo un concierto muy bonito. Los jóvenes de la parroquia se unieron a los niños del Centro así que dos coros para dar varias actualizaciones: skectchs, cantos, música, dansas,… ¡Mucho ambiente!
La jornada culminó con la distribución de “diplomas”, “certificados” y con la tradicional foto del grupo. En seguida se sirvió una comida sabrosa y al final un inmenso pastel de los 10 años se compartió con mucha alegría.
¡Un día maravilloso! Sin embargo con una cierta tristeza : la población no ha participado mucho en las actividades de la mañana. Queda mucho por hacer, es verdad. Pero gracias Señor por la alegría de esos niños y de sus padres. Gracias también por el cambio de mentalidad que se está haciendo poco a poco.
Gracias a todos los que trabajan por esa obra de misericordia que sea de cerca o de lejos, particularmente a los donadores muy generosos de Francia.
Paulette Delon, fj
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