Las hermanas de Cali, Puerto Mallarino, deseamos compartir algunas experiencias que resignifican nuestra misión, de manera especial en este tiempo cuaresmal.
Acercamiento al contexto religioso
Según el testimonio de los habitantes, del barrio Puerto Mallarino, este es un sector marcado toda la vida por oleadas de violencia. Muchos jóvenes han muerto. Sus habitantes, en su mayoría, viven una mezcla de ritos fetichistas y se manifiesta poco actitudes de fe. En su mayoría la gente es indiferente a cualquier situación religiosa no son católicos, ni pertenecen a sectas religiosas.

Este tiempo de cuaresma, sin embargo, ha sido vivida de una manera muy particular por un grupo de católicos, la mayoría de edad, que buscan a Dios en las Eucaristías dominicales. Ellos y ellas, viven su misión en este contexto, hacen visitas a algunos ancianos solitarios que no pueden salir de casa, ayudan a los damnificados por el invierno y participan en las casas de la Palabra para orar y compartir en comunidad.
Cercanas a los pobres
Nosotras como Hijas de Jesús, vivimos también la misión, en este tiempo cuaresmal, contribuyendo con estas iniciativas pastorales. Buscamos alentar con palabras de amor, de acogida, sobre todo, para la gente que sufre, especialmente los violentados, los migrantes, los drogadictos, gente hambrienta de la Palabra de Dios y también del pan material de cada día. Ellos y ellas buscan en nosotras consuelo y esperanza de un mundo mejor.
Con una ternura particular para con los más pobres estamos atentas a:
- Jóvenes en alto riesgo de drogadicción, que aquí es frecuente.
- Migrantes, especialmente los venezolanos que buscan desesperadamente un trabajo, porque viven situaciones difíciles y deben pagar el arriendo que no da espera.
- Jóvenes universitarios, que abren su corazón para compartir sus sueños de vida. Lo cual hace significativa la presencia como hermana estudiante, en estos medios.
- Jóvenes de colegio, que periódicamente se reúnen con el tema” sentido de vida” es una experiencia intercongregacional que nos abre a otros horizontes y nos permite ofrecer horizontes de sentido.
- Los ancianos, que reciben alimento en el comedor comunitario, y que tenemos la suerte de ayudar como voluntarias.
La comunidad extendida
Con ellos y ellas, hemos caminado en este tiempo cuaresmal, en dirección a la Pascua. Ha sido un tiempo de interiorización, de perdón y aceptación tal y como es cada una. Fortalecemos la misión, la vida con la oración diaria, la reconciliación entre nosotras y la celebración de la eucaristía. Sentimos que esto nos devuelve la confianza y la fuerza para continuar el camino hacia la Pascua, en estos ambientes donde hay signos de vida en medio de la muerte.
Herminda Gonzáles Arévalo HJK

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