Unas palabras sobre la vida de la hermana “Mundita”

 

Descubra la influencia de la Hermana Raymonde Tessier en las jóvenes hermanas de América Latina en el tercero de una serie de homenajes a esta muy querida y admirada Hija de Jesús.

 

Sr Raymonde is on the right of the photo

 

Hablar Sobre la vida de una persona no es tan fácil, hay que conocerla bien para hablar de ella; sin embargo, comparto algunas vivencias que me han marcado de la hermana Raymonde-Mundita o Munda como me guastaba llamarla cariñosamente. Tuve la dicha y la Gracia de compartir con ella 6 años en la comunidad del noviciado, en el barrio San Agustín y 2 años en la casa provincial, los dos lugares en Bogotá Colombia.

 

Con un sentido de pertenencia

 

La hermana Raymonde era una persona con un gran corazón humano, apasionada por Cristo y la Humanidad, amó su vocación, amaba la congregación, tenía un fuerte sentido de pertenencia a la congregación.

 

Admiré su humildad. En un momento dado de su historia de servicios en la Congregación, era ella la que nos escuchaba y después me tocó a mí. Raymonde era de las hermanas que supo disminuir para que el otro creciera “Él debe crecer y yo disminuir” Jn.3,26. Otro aspecto que admiré en ella fue el respeto que tenía hacia la figura de autoridad, aunque a veces no compartiera algunas cosas, sabia escuchar.

 

Una hermana que le gustaba enseñar lo que sabia

 

Raymonde tenía muchos conocimientos, era una mujer muy inteligente, brillante, su inteligencia la ocupó para servir y amar a la manera de Jesús; supo compartir los dones y conocimientos que Dios le había regalado. Su presencia en la comunidad de formación fue bien apreciada, por su simplicidad, su sencillez, su don de gente, su disponibilidad para enseñar lo que sabía, una hermana cercana, que brindaba confianza, era una mujer alegre, sus carcajadas contagiaban, una hermana con mucha sabiduría que sabía escuchar.

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuantas horas hemos pasado en la salita de computación compartiendo cosas profundas, a veces terminábamos diciendo “ya hemos arreglado el mundo”. Raymonde era una mujer de oración; seguro que era el lugar donde ella le presentaba a Dios su fragilidad, salud, sus preocupaciones, donde encontraba fuerza para vivir la entrega con alegría en el día a día.

 

Raymonde era una hermana que mostraba el rostro compasivo y misericordioso de Cristo, una hermana fraterna en la comunidad, defendía la vida comunitaria, aportaba su granito de arena para que la comunidad fuese un lugar donde se vivía de Jesús y el Reino.

 

Cercana a las jóvenes

 

La hermana Raymonde era cercana a las jóvenes y los jóvenes, las novicias apreciaban su presencia en la comunidad, encontraban en ella una hermana mayor con sabiduría, que las sabía ayudar cuando era necesario, las trataba como mujeres adultas que están en un proceso de formación, les ayudaba a avanzar; las novicias supieron aprovechar de sus enseñanzas que ella con mucho entusiasmo y entrega les compartía.

 

En la parroquia fue muy apreciada por la gente, no sólo por los jóvenes, sino la gente sencilla y más pobre que eran sus predilectos, sus preferidos al igual que para Jesús, ella trataba de servir en los ambientes mas modestos y vulnerables y si ella no podía ir por su condición de salud, nos animaba a ir a estos lugares de misión donde la vida está más amenazada. Ella tuvo claro este aspecto de nuestro carisma:

 

Queremos arraigarnos en medio de un pueblo,

procuramos hacernos presentes en los ambientes más modestos,

con una ternura particular para con los más pobres.

(Regla de Vida no 10)

 

Una hermana con mucha sabiduría

 

Personalmente aprecié su presencia como hermana mayor en una casa de formación, bien necesaria e importante, por la sabiduría y discreción que ella poseía, fue un apoyo grande para mi que tenia esa misión de acompañar las novicias.

 

Ocupó varios servicios en la Congregación: Consejera General, responsable del sector Chile, Honduras, asistente provincial en América Latina: pero nunca sacó a relucir eso, al contrario, vivió esos cargos como servicio, tenía claro que la autoridad hay que vivirla como servicio y no como poder, siempre admiré este aspecto en ella. Además de estos servicios, acompañó los asociados en Chile y Colombia, quiso transmitir el Carisma de la Congregación a los Laicos.

 

Guardó la memoria histórica

 

Sus huellas quedan en la provincia, ahora Región América Latina, ella fue fiel en cuidar y guardar la memoria histórica de la Congregación en América Latina con el trabajo minucioso que hizo para organizar los archivos de América Latina, le gustaba la historia.

 

 

Su testimonio queda

 

La recordaré por esa libertad y capacidad que tenía para interpelarnos acerca de nuestra manera de vivir la misión y el Carisma hoy, en las reuniones de sector siempre nos estaba recordando los orígenes sencillos de nuestra Congregación.

 

Mi querida Mundita te viviré agradecida por el testimonio de vida entregada a la misión, tu fragilidad no te impidió vivir la vida misionera con alegría y dedicación hasta el final. Tu entrega en lo que se te encomendó, al igual que la de otras hermanas mayores que ya no están entre nosotras, me ha ayudado a vivir con responsabilidad y confianza en Dios, los servicios que a mi también se me han encomendado.

 

En las largas tertulias o conversaciones que teníamos te decía Mundita, “que ustedes nuestras hermanas mayores eran para nosotras un espejo donde nos mirábamos, que, si nosotras hoy éramos Hijas de Jesús, era gracias a su audacia misionera, su apertura a lo desconocido, su riesgo, su desprendimiento.Raymonde fuiste un fundamento para las jóvenes en formación y para algunas de nosotras.

 

Muchas gracias

 

Gracias con mayúscula a la familia a través de Réjean y Helene que he tenido la dicha de conocer, que dejaron partir a la misión a su hermanita, por ayudarle a vivir con fidelidad su entrega al Dios de la vida a quien ella sirvió y amó en los pobres.

 

Gracias tambien a la Provincia de Canadá que generosamente le permitieron partir en libertad para compartir con América Latina su carisma personal y el Carisma de “Honrar la Santa Humanidad Del Hijo de Dios”

 

 

Raymonde fuiste esa mujer sabia y fecunda que supiste acompañar y sostener a las que hemos ido tomando el relevo de la Congregación. Sembraste con amor y dedicación y a veces con sacrificios y dolores de parto, Dios te concedió la gracia de ver los frutos de la siembra bien hecha.

 

Buena Nueva para muchas personas

 

Fuiste Buena Nueva para muchas personas, supiste trasmitir la Buena Nueva de Jesucristo, pero también la Buena Nueva del Carisma de las Hijas Jesús en tierra Latina, el Carisma se sigue arraigando en esta cultura, las hermanas latinas somos el fruto de esa misión sin fronteras.

 

La gente sencilla, los asociados, las hermanas, las que hemos tenido la dicha de compartir la vida más de cerca con ella la recordaremos con un gran cariño y agradecimiento por la herencia que nos deja, una vida entregada, porque ella pasó haciendo el bien al igual que lo hizo Jesucristo.

 

Gracias Mundita por lo que sembraste a lo largo de tu vida, “el grano de trigo ha caído en tierra para dar fruto y fruto en abundancia”. Contigo y los que te han conocido, te digo, misión cumplida, ya estás gozando de la presencia de Dios junto a tu mamá, doña Julieta a quien he tenido la dicha de conocer.

Con cariño he escrito estas humildes palabras, ellas no describen todo lo que nuestra hermana Raymonde era, el libro de nuestra hermanita sólo tenía 78 páginas.

 

Hna Gelsomina Rodas B. hj

Comunidad de Choluteca, Honduras

 

1 Comentario

  1. Gracias Gelso por hacer memoria de Reymonde, munda como te gustaba decirle o mundita ella sigue viva entre nosotras con su gran deseo de enseñar lo que sabia. Muy dada a los pobres.

    Sigamos orando y acogiendo en nosotras su testimonio de acogida y de opción por la comunidad.
    un abrazo y de nuevo gracias! Reymonde vive por siempre

    Responder

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