Joséphine, de origen congoleño y novicia en el segundo año con las Hijas de Jesús de Kermaría, comparte su experiencia vivida en pasantías.
Una diversidad de experiencias
Fui enviada a una pasantía en Limoges del 07 de octubre al 26 de noviembre de 2024. Es con alegría que voy a compartir mi experiencia con ustedes durante este tiempo.

Fue realmente una riqueza para mí passar momentos fuertes en cinco lugares diferentes: Restaurante solidario (Buen Plato), Socorro Católico, Banco de Alimentos, Dispensario Orden de Malta y Parvis de Clarisse. Estos lugares me permitieron vivir la diversidad de experiencias a través de encuentros de diferentes rostros.
Hubo como trabajo:
• En el Buen Plato, servir platos calientes para personas pobres que eran mucho más migrantes que no tienen nada que vivir.
• En el Banco de alimentos, hacer órdenes de alimentos para entregar a las asociaciones que ayuden a las personas sin hogar.
• En el Parvis de Clarisse Socorro Católico, participar en acciones variadas.

• En el dispensario, acoger a las personas sin el Seguro Social para el cuidado de los dientes y también estar allí, presentes con ellos.
Amor en el camino de Jesús

Gracias a estos pequeños servicios, pude encontrar con el rostro de Cristo escondido en la persona de los pobres.
Al estar con estas personas en dificultad, con el tiempo sentí que me enseñaron a «amar a la manera de Jesús” de un amor sin interés, con una relación de confianza mutua. A través de esta experiencia, he descubierto que el Señor se manifiesta en los gestos más sencillos y más cotidianos. Una pequeña sonrisa, un pequeño gesto de atención y de escucha, una palabra de aliento puede sacar a la persona de la dificultad de su situación y mantener la Esperanza.
Recibir en lugar de dar

A pesar de su situación, para mí siguen siendo personas que tienen una cierta riqueza. Con sus cualidades pueden traernos luz en nuestra vida. El tiempo que pasé junto con ellos, fue un dar y recibir. Me conmovió mucho lo que vi y recibí de estas personas en situación de migración. Han sido personas que cambiaron la visión que tenía hacía los pobres con la paciencia y la esperanza que les habitan. Creía que los pobres no podían apaciguar mis propias heridas, por el contrario, fueron modelos para mí. Alguna vez permanecemos en lo que traemos a los pobres y no prestamos atención a lo que recibimos de ellos.
Después de escuchar a un joven Guineano que me compartió cómo llegó a Francia aquí con qué medios de transporte y por qué razón, tenía lágrimas en los ojos que no podía detener. Por la noche haciendo mi releída volví a mi historia personal; Compartir con este joven me permitió ver cosas o situaciones con una mirada de Dios y no por mis heridas o las heridas del otro.
A través de esta experiencia, noté que la pobreza no es solo en términos de material sino tambien en términos de soledad, por ejemplo, las personas que viven solas. Una dama que encontré au Parvis de Clarisse me compartió que se siente muy pobre cuando a ella no le falta nada.A pesar de su riqueza material, ella también necesita del otro.
Una vida fraternal
Este intercambio me permitió revisar la importancia de la vida fraterna en la comunidad. A pesar de nuestros límites y nuestras debilidades, todos necesitamos el apoyo del otro. Esta experiencia me ayudó a salir de mí misma para abrirme a los demás, me llevó a un camino de conversión y Esperanza.

La pasantía en Limoges me permitió tratar de vivir el carisma de las Hijas de Jesús «para honrar a la Santa Humanidad del Hijo de Dios» (Regla de la vida, No 3). Este deseo de dar y servir sigue siendo fuerte en mi corazón.
Que el Señor revele en mí su rostro para que yo sea su verdadero testigo cada día de mi vida.
Joséphine Iloko
Novicia de segundo año
Hijas de Jesús
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