Del 30 de julio al 5 de agosto del 2017, la Comisión Económica Internacional de las Hijas de Jesús (CEI) se reunió en Santa Catalina (Londres) para trabajar en conjunto. Fue una oportunidad a la vez para reflexionar sobre la misión confiada a la Comisión y para analizar la situación desde dos años.
Los encuentros de la Comisión, fijadas cada dos años en países diferentes son muy valoradas. Es una bella ocasión para reflexionar sobre la misión confiada y analizar la situación de los dos años vividos:
- proyectos apoyados;
- balance financiero de los Fondos de Solidaridad Internacional;
- perspectivas para el porvenir;
- funcionamiento de la comisión;
- proyectos en lista de espera.
Este año, nuestra reflexión se inspiró del mensaje del papa Francisco a los participantes del Simposio “En la fidelidad al carisma, replantear la economía” en 2016 y de los textos de unas jornadas sobre “La economía al servicio de la Misión” en 2017.
Nos hemos preguntado sobre nuestras solidaridades y nuestro acercamiento a una economía que siempre debe estar al servicio de las personas. En las sociedades en las que vivimos, las peticiones son múltiples. La fidelidad al consejo evangélico de pobreza pide una constante vigilancia para no entrar en el círculo de una corrupción que tiene múltiples rostros.
Un número siempre mayor de personal laico interviene en los servicios de economato. Eso nos obliga a precisar y formalizar sus roles y responsabilidades. Para entrar bien en la misión confiada, también tenemos que darles oportunidades de entender el sentido de su servicio más allá de la ayuda técnica y de las competencias que nos aportan.
La evaluación final de esos días de reflexión traduce la importancia de los encuentros de ese tipo:
- “Se siente vivir la Congregación”;
- “Es una apertura internacional”;
- “Tomamos el tiempo de estudiar juntas los proyectos, se profundiza más y es más fácil hacerlo cara a cara”;
- “Todos los proyectos se estudian con la misma seriedad; si no podemos aprobarlos todos, no nos desinteresamos de la situación estudiada: podemos planear soluciones alternativas.”
El ambiente cálido que se percibe en los encuentros y la sencillez de los intercambios hacen de esas jornadas un momento fuerte de fraternidad y de vida en congregación.
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