Escuchaste con emoción el secreto de María…
Emocionado, hiciste un sueño y entendiste:
“No temas aceptar a María en tu casa!”
Estuviste atento al decreto de César Augusto
Ordenando el censo de todos los habitantes del mundo…
Y te fuiste para la ciudad de David!
Con pena, viviste el rechazo de la posada
Donde no había sitio ni para ti ni para María
¿Escuchaste los Angeles cantar el
“Gloria a Dios”?
No lo dice el Evangelio…
Pero oiste al Angel que te dice en el sueño:
“¡Levántate, huye a Egypto!”
Después de la muerte de Herodes, tu oido agudo
te da otra vez a entender en el sueño :
“Regresa a la tierra de Israël!”
Con qué contemplación escuchabas a Jesús llamàndole
“Abba – Abba…!”
y El te miraba bendecir
el pan y la copa antes de cada comida…
El ruido de la garlopa y del cepillo no te impedía
Escuchar a los vecinos de Nazaret…
Cuando Jesús cumplió 12 años, escuchaste a María
Encontràndole en el Templo:
“Tu Padre y yo te buscàbamos angustiados…”
Después, El Evangelio no dice nada más de ti…
Déjenos expresarte, con fe, nuestra oración,
Que la escuches con bondad !
Te saludo, José,
Tú que colmaste la divina gracia.
El Señor descanzó en tus brazos
Y creció bajo tu mirada.
Bendecido eres entre todos los hombres
Y Jesús, el Divino Niño de tu esposa virgen, es bendito.
O san José, dado por padre Al Hijo de Dios,
Protégenos en nuestras preocupaciones
de familia, de parientes, de salud, de trabajo,
de empleos, de voluntarios, de preocupaciones materiales y financieras
y que venga a socorrernos en la hora de nuestra muerte.
Amen.
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