50 años de presencia en Haití

 

Cuando las Hijas de Jesús salen de Haití, se trazan las “7 secuencias” de la misión de las Hermanas desde 1969 hasta 2019.

 

1. Primeros pasos en Haití

 

Ya en 1966, durante un consejo de Congregación en Roma, Mñr Rémy Augustin, exiliado, se encuentra con Madre Pauline, superiora general, y le pide que mande a unas Hermanas para la instrucción de los niños pobres de su país. Madre Pauline se dirige a Madre Saint Auguste Marie, provincial de Rimouski, que lanza una consulta cerca de las Hermanas de la provincia. La respuesta es positiva, pero unas dificultades de comunicación van a atrasar la puesta por obra del proyecto. Es en septiembre del 1969 que las cuatro primeras Hermanas, que venían de Rimouski, se instalan en Bonneau en una casa todavía no terminada, sin puertas ni ventanas ni muebles, pero eso no les hace perder su entusiasmo. Ellas escriben: « La vida es hermosa y cada noche lavamos la loza cantando. Las corrientes de aire apagan nuestras lámparas que funcionan con aceite, lo que nos obliga a acostarnos temprano … »

 

2.Apertura de la escuela en Bonneau

 

Se llamó a las Hermanas para responder a las necesidades del ambiente. Como lo expresa una de las fundadoras, « esta interpelación era bastante clara para que vivamos a fondo el carisma de la congregación. » Muy rapidamente, ellas descubren que todos los libros escolares son en francés, mientras los niños hablan solamente el criollo. Sin embargo, hay que empezar. Encuentran entonces a una persona que conoce el francés y el criollo y que va a poder traducir las lecciones. Después, esa manera de hacer se difundirá y dará frutos de inculturación y humanización.

 

3.Aprendizaje del criollo

 

Incluso si el criollo parece fácil, en realidad es un idioma complejo. Una de las Hermanas dice : « Es solamente después de más de 6 meses que me arriesgo a hablar delante de la gente. Gracias a la ayuda de un misionero que gentilmente corrigió el texto que tenía preparado para el primer encuentro con los padres, pude evitar algunas trampas que hubieran suscitado la risa de varias personas. Después de 30 años, puedo decir que hay todavía cosas que no entiendo. El criollo es un idioma muy diferente del nuestro, un idioma muy concreto con sus proverbios, su pensamiento en espiral… Es el idioma de un pueblo que vivió muchos momentos muy duros y que luchó por sobrevivir. »

 

 

4.Experiencia de inculturación

 

« Incluturarse es un trabajo difícil y arduo que no se hace sin esfuerzo ni equivocaciones », dice una Hermana que estuvo en Haití durante un largo tiempo. «Quedar uno mismo y a la vez volverse otra al acercarse siempre más a la gente, tratando de entender lo que viven… Por eso, con otra Hermana, habíamos decidido ir a visitar a todas las familias de nuestros alumnos de La Croix. Hemos caminado en los senderos que cada día los niños frecuentaban para ir a la escuela. Eso me abrió los ojos sobre la realidad de la gente que vive en las montañas. Esos senderos están a menudo fangosos y casi impracticables. ¡Qué valentía en esos niños de 6/7 años y más! ¡Admiro también la determinación de los padres para que sus hijos se instruyan!»

 

5.Trabajo en colaboración con distintos grupos de Iglesia u otros grupos

 

En lo cotidiano como en los golpes duros , las Hermanas vivieron una gran cercanía y una gran solidaridad en sus compromisos, especialmente para con los más desposeidos…

  • trabajo en las escuelas y los centros de formación
  • trabajo con los aldeanos para mejorar sus condiciones de vida…
  • encuentros semanales de los presos menores de edad en relación con las misioneras de la Caridad, de los niños de la calle, con la Caritas…

 

6.En la tormenta, ¿irse o quedarse?

 

En 1994, durante un golpe de Estado, un mensaje recibido de la empajada de Canadá dice lo siguiente: « Todos los Canadienses cuya presencia no es absolutamente necesaria en Haití deben planear salir lo más pronto posible, ya que no se puede asegurar su seguridad.» Es una grave decisión la que se debe tomar. El Consejo general de la Congregación deja a cada una libre en su decisión. Algunas se irán y volverán, retomando valientemente su trabajo misionero. Otras optan por quedarse en Puerto Príncipe y La Croix. En espíritu de solidaridad, intentando sobrepasar sus miedos, ellas viven lo más cerca posible de la población esos acontecimientos dolorosos ligados a la crisis política.

 

7.Hijas de Jesús en Haití durante 50 años, ¿qué tipo de presencia?

 

Una Hermana Hija de Jesús francesa que vivió en Haití expresa el sentido de esa presencia de la siguiente manera:

 

  • «Se trata de revelar por nuestro anuncio, pero sobre todo por nuestra manera de ser, a Cristo que tomó nuestra condición humana y de revelarla en toda su humanidad, esa humanidad tan olvidada, tan escarnecida por las situaciones de miseria, de cesantía, de injusticia, de corrupción, de mentira…

 

  • Ayudar a las y los con quienes nos codeamos a tomar conciencia de su responsabilidad, para que las cosas cambien y que las mentalidades se transformen… »

 

  • Dar prioridad a los más desposeídos, a los olvidados que están abandonados en el borde del camino. Así se traduce nuestro carisma: « Honrar la Humanidad santa del Hijo de Dios. » (Regla de Vida n° 3)

 

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