Y si los inocentes nos descubren otro pez: ¿el de Jonás? Esto es lo que se realizó en la unidad pastoral du Val de l’Escault (Bélgica) 01 de abril de 2017. (En América Latina el pez de abril se celebra en diciembre, los inocentes)
Ese sábado 1° de abril, caminar juntos y, por el juego, preparar nuestros corazones para celebrar la Pascua. Ninguna necesidad de ir a Nínive, el llamado a la conversión debe resonar en nosotros. Pero… ¿Cómo transmitir el mensaje hoy cuando en las familias poco se habla de perdón, de contrición, de conversión?
En la catequesis, la creatividad, la imagen y la puesta en escena abren pistas de reflexión asequibles para todos. En la Unidad Pastoral del Valle del Escaut, hemos privilegiado la fecha del 1° de abril. El pez…
¡Todo el mundo lo conoce! Pero hay un libro de la Biblia mucho menos conocido que podemos descubrir juntos: el de Jonás.
Nos sirvió de hilo rojo para una marcha a través del campo soleado, apenas colorada por los primeros das de la primavera.
Con Jonás, hemos parado… para meditar, en cada etapa, una parte de la Palabra de Dios puesta al alcance de todos… para realizar, en familia, un juego fácil que retomaba unos elementos del relato. Y, para seguir la reflexión en el camino, los adultos estaban invitados a hacerse las buenas preguntas mencionadas en el cuadernillo de ruta.
Desde ya el mes de febrero, un equipo de catequistas se encontraba para elaborar el proyecto, redactar el contenido de las paradas, construir el gran pez a través del cual todos los niños debían pasar. Si, la idea era que, al volver de la marcha, cada uno(a) atravesara el vientre del pez para vivir la experiencia del paso por la oscuridad (la noche, la muerte) y apreciar mejor la luz (el sol, la vida). Qué cosa más significativa algunos días antes de la fiesta de la Pascua!
Al salir del pez, se les ofrece un pequeño guijarro como llamado a vivir el “PERDÓN” y así hacerse más liviano para acoger al Resucitado.
En esa asamblea intergeneracional, los niños en la edad escolar que se preparaban al bautismo ocupaban un lugar privilegiado. Era para ellos loa etapa del “escrutinio”. Apoyados por sus familias y toda la comunidad catequética, en un clima de oración, recibieron la fuerza de luchar contra el mal que les impide “vivir en amistad con Jesús”.
Al final de esa bella experiencia vivida en la sencillez, una pequeña colación daba a cada uno(a) la oportunidad de seguir intercambiando en un clima de fraternidad. Todo el equipo puede dar gracias;
El Señor usa nuestros pobres medios para trabajar los corazones y abrir en cada ser humano, cualquier sean sus dudas, su situación de vida, un camino de vuelta al Padre.
Sœur Anne Thirion.
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