Durante la misa de la Epifanía el 5 de enero en Arcueil, muy cerca de París, Hna Jocelyne Masson dio su testimonio como “portadora de la Buena Nueva”, en Africa y aquí en Francia después de una inesperada repatriación por su salud. Esa experiencia, a veces difícil, le reveló también la presencia de Dios.
Este año, la parroquia eligió a Europa como hilo rojo de la celebración. Un mapa de Europa fue puesto debajo del ambón donde se proclama la Palabra de Dios. La introducción a las lecturas fue la siguiente :
“Europa fue el continente desde donde los misioneros salieron para llevar al mundo entero la Buena Noticia. Todavía hoy, nadie ni nada puede parar la carrera de la Palabra de Dios.”
En el trascurso de la misa, Hna Jocelyne Masson dio su testimonio, diciendo cómo vivió la experiencia de :
“Salir, con todo su ser, tal como estámos, para acoger a los demás en su diferencia, descubrir su manera de vivir, amar y compartir la fe con ellos.”
“Enviada a Africa, después de tres años de estar en Camerún, lo dejé para ir al Chad, un país musulmán. En comunidad éramos tres Hijas de Jesús de tres nacionalidades distintas: Camerún, Congo y Francia (Normandía).
“Estaba en la cárcel y me visitaste”
Durante 4 años, seguí con la misión con de los presos que visité dos veces por semana. Les ayudé a aprender el francés que es el segundo idioma del país. Como ayudante en enfermería, me preocupé como podía de curar sus llagas y fui su voz cerca de los abogados para que les defendieran en el tribunal.
Una vez por semana, les llevé la Buena Noticia del Evangelio, ya que a ellos también Dios les ama. El mismo nos revela su ternura de Padre, sobre todo cerca de los y las que más lo necesitan. Como nos lo dice el Papa Francisco:
“Cada uno de nosotros se vuelve portador de la Buena Noticia para los con quienes se encuentra, testimoniando, por medio de acciones concretas, de la misericordia y de la alegría de haberse encontrado con Jesús y con su amor.”
Vivir el abandon
Después de 4 años en el Chad, me piden de nuevo ir a Camerún donde, en el mes de abril 2018, un joven me agredió. Estuve hospitalizada con una fractura del cuello del fémur. Al final, me encontré en la obligación de volver a Francia para distintas intervenciones. De vuelta a París, me acogieron en la casa de la rue d’Arras. Durante la tercera intervención, se detectó una infección importante que obligó a los cirujanos a practicar nuevas operaciones. Soporté cinco prótesis integrales.
Eso me puso en relación con todo un equipo de enfermeros a domicilio durante un año en la comunidad de Arcueil que me acogió después de la tercera intervención. En la comunidad había una enfermera, lo que para mí era más tranquilizador.
“¿Voy a salirme de eso?”
Al mismo tiempo, esa dependencia me llevó a vivir el abandono en el seno de la comunidad. Tuve tres perfusiones de antibióticos cada día, con momentos más o menos difíciles, preguntándome si iba a salir de eso. Después, muchos problemas se añadieron a eso pero una cierta fuerza me habitó, a pesar de los momentos difíciles. Los viví en relación con Cristo que me sostuvo día tras día. Siempre tuve la confianza y esperé, abandonándome entre las manos de un Padre que no deja de revelarme su amor.
Una palabra fuerte
Mi alegría más grande fue ir a Roma donde, a finales del 2018, tuve la oportunidad de encontrarme con el Papa Francisco y de hablar con él.
Gracias a todos los que me llevaron a la oración y me ayudaron en mi recorrido como enferma. Todavía estoy en reeducación pero un año antes me había sido dada. Jesús nos dice: “Amen a sus enemigos” Hoy, es esa palabra que me habita y me ayuda a perdonar.”
Hna Jocelyne Masson hj
Que fuerte hna. Jocelyn, espero que hoy este mas recuperada y su amor por la misión se fortalezca a través de todo esto! Dios esta con usted!