Asociación fundada en 1944, en Grenoble (Francia) por Marguerite Perrin, asistente social, conmovida frente a la soledad de jóvenes tuberculosos, con el nombre : “La Cure de travail au Sana”…
En 2004, nombre de la Asociación : “LES BLOUSES ROSES”. Las voluntarias quieren distraer y confortar a las personas enfermas (niños y adultos), mayores, con adtividades lúdicas, creativas y artísticas.
Voluntarias en esta asociación, Agnès Provost, en pediatría del hospital de Pontivy, y Annick Quérellou, geriatría del hospital de Vannes, les comparten unos aspectos de su compromiso.
Annick, geriatría
En septiembre 2014, empezé mi compromiso de voluntaria “Blouses Roses”, EHPAD del hospital de Vannes.
¿ Porque este compromiso ?
En enero 2014, Anne-Marie, una vecina de 82 años, me llama para llevarle la comunión el proximo domingo. Anne-Marie vive sola en una gran casa, pero bien conocida de la gente de nuestro barrio. Desde este domingo, he seguido mis visitas, con el proyecto de encontrar a una asociación atenta a las personas mayores hospitalizadas.
Un día, en el periódico local, el título de un artículo me llama la atención :”Les Blouses Roses cambian lo cotidiano de los mayores… La asociación busca a voluntarias para comprometerse con las personas mayores en el hospital de Vannes”.
Solicito mi adhesión, lleno el formulario de inscripción necesario.Aceptada, firmo por un año mi compromiso como voluntaria en el comité de Vannes.
¿ Cuál es mi compromiso ?
- Dedicar un medio día por semana para la animación con el grupo, en el servicio asignado.
- Estar disponible para las actividades organizadas para dar a conocer a la Asociación, recoger regalos.
- Participar en los tiempos de formación propuestos. La Asociación invierte mucho y en diferentes campos. Unos ejemplos : Conferencia de una neurosicóloga para ayudar las relaciones con las personas enfermas Alzheimer. Prácticas : “Bienestar y masajes” para favorecer el bienestar físico de las mayores, el contacto humano, la escucha individual.
Lo que aprecio
- El funcionamiento bien estructurado de la Asociación : reuniones de mesa, asambleas con informaciones comunicadas a los miembros.
- El ambiente muy convivial entre las voluntarias.
- El trabajo en equipo : cada una participa en la animación según sus capacidades.
- El “intergeneracional” : voluntarias jubiladas, estudiantes preparando el concurso de entrada a l’IFSI (Instituto de Formación Enfermeras), jóvenes madres de familia.
- El impacto del proyecto de la Asociación en los niños y jóvenes sensibles a su dimensión humanitaria.
- Sobre todo, la acogida dispensada por les residentes ; evidentemente, esperan nuestra animación que les trae diversión, alegría, consuele, “un antídoto contra la soledad”.
Para concluir
Sencillamente, diría que este compromiso me da un espacio para vivir el carisma de la congregación, actualisándolo en la relación con las personas encontradas en los servicios del EHPAD. Tomarse tiempo para decir “Buenos días” con unas palabras, la mira, el tacto… me hace pensar en Jesús. Intento de “vestirme” con su actitud para vivir esta “cercanía” con las personas encontradas cada semana en “Maison du Lac” del hospital de Vannes.
Annick QUERELLOU
Agnès, pediatría
La asociación LES BLOUSES ROSES existe en Pontivy hace 10 años.
Llegada a la comunidad en 2012, visité en septiembre el foro de las Asociaciones, donde el comité de Pontivy tenía un stand. En 2012, 20 voluntarias, ahora 50 voluntarias que se comprometen en 4 servicios EHPAD y en pediatría del hospital.
Durante las primeras semanas, con un grupo de voluntarias, tuvé la posibilidad de orientar mi compromiso hacia los niños y adolescentes enfermos. La firma de este compromiso nos pide : regularidad, respeto de la carta de la asociación con sus valores, participación en las reuniones y en las formaciones propuestas (escucha, comunicación, masaje-bien-estar, reglas de higiene hospitalario, psicología de los niños, de los mayores…), trabajo en equipo.
Así, una vez por semana, con dos voluntarias, voy al servicio pediatría del hospital de “Kério” en Noyal-Pontivy.
Los niños y adolescentes nos reconocen facilmente con nuestra blusa rosa. Nos encontramos en la sala de juegos de la pediatría, y a veces en el cuarto del niño, cuando éste debe guardar cama.
Nuestro objetivo es distraer a los niños y en eso, vivir un buen tiempo juntos. Les proponemos juegos, actividades diversas : pintura, lectura de cuentos, etc… Son momentos que las familias aprecian, porque los padres (presentes también de noche) pueden descansar un poco, ir a tomar un café, salir… A menudo, participan en nuestros juegos y actividades. ; no es raro oir cacajadas de lejos… El personal sanitario, siempre atento, viene a echar un vistazo cóplice : “Aquí, ¡ qué ambientazo!”
Acercarse al niño necesita delicadeza, discreción, tranquilidad, dulzura. Tomamos tiempo de apaciguarnos mutuamente. No me impongo, no me meto en el trabajo del personal hospitalario, pero tengo que velar por el bienestar del niño,
No conozco nada de la enfermedad del niño, del adolescente. No tengo que cuestionar. Si descubro alguna cosa o si los padres me hablan, guardo la confidencialidad.
El niño necesita confianza ; a veces, tenemos que calmar sus lágrimas y ayudarlo a tranquilizarse. En presencia de otros niños que juegan alegremente es más fácil. Tomado por el juego, el bricolaje, la confección de un objeto, el niño es completamente absorto en su actividad. Olvida un poco su enfermedad y el alejamiento de su familia. Tiene una gran capacidad a vivir el momento presente.
Después de la siesta, la sala de juegos se anima. Durante la actividad, uno u otro habla de su escuela, de sus compañeros, de su casa… de su gato, de su perro. Nace el dialogo con otros y vuelven a ser cómplices. Poco a poco, los niños nos esperan, a veces con impaciencia. Al inicio de la tarde, un niño de 3 años preguntaba : “¿ Cuándo van a regresar “las rosas?” (sobrentendido, les blouses roses). Había preparado un dibujo que me presentó al momento de mi llegada, con una gran sonrisa : “Aqui tienes, es para ti”.
Ir al hospital es para mi dar de mi tiempo para que otros reciban ; es compartir un poco de mi experiencia, de mis competencias. Al nivel de mi fe y de mi vida consagrada, est dejarme “evangelizar” por la vida de las personas que sufren. Me siento despojada frente al angustia de la familias. Ser sencillamente una presencia, callarse , eso es difícil, eso exige salir de si mismo. Es una escuela de humildad, no hay cosas espectaculares.
Me refiero a la Palabra del evangelio en Mt 25 :”Estaba enfermo y me ha visitado” o también “Todo lo que hace al más pequeño dentro de los míos, es a mi que lo hace”. La persona de Jesús, contemplada en su manera de encontrar a lotro, de aliviar, de levantar, de sanar, de volver a dar el gusto de vivir, me anima para ir al encuentro de los niños y adolescentes enfermos y de mirarlos con la mira de Jesús (benevolenci, compasión)
A través de nuestros encuentros sencillos, de nuestros gestos humildes, se manifiesta un poco de le ternura de Dios, de su amor para los más fragilisados, los enfermos.
Me parece importante subrayar otro aspecto importante : no voy al hospital en mi nombre personal. Voy en el nombre de la asociación a la cual cada voluntaria debe dar cuenta de su compromiso. No voy sola, sino en equipo. Es la solidaridad entre las voluntarias que hace la fuerza de sus actividades. Nos apoyamos mutuamente, compartimos nuestras ideas.
Me llama la atención la energía de muchos miembros del comité. Tienen la preocupación de los demás, de humanizar los espacios de vida que se encuentran en los hospitales, en las residencias de ancianos, en los “EHPAD”. No cuentan el tiempo. Además, me parece muy interesante de tener compromisos en la sociedad civil. Ma da la oportunidad de encontrar a muchas personas y situaciones diversas. Es una escuela de tolerancia, de respeto mutuo (de convicciones religiosas, políticas, etc…)
La mayoría nunca se refiere al evangelio. Estoy feliz de poder hacerlo, reconociendo la presencia de Cristo en toda esta vida. Eso alimenta mi oración, abriéndome siempre más a la realidad de este mundo. Tengo la posibilidad de compartir lo que he vivido con la comunidad y juntas damos gracias para todo lo que se realiza a través del personal sanitario, de los voluntarios, de todos los que cada día están al servicio de los que sufren, sus hermanos.
Agnès PROVOST
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