Hna Luisa Robidoux nos comparte cómo las Hermanas, los/las asociados/as y la gente de Tucapel, Chillán y Santiago celebraron los 50 años de la presencia de las Hijas de Jesús en Chile.
¿Cómo vamos a celebrar los 50 años?
En noviembre 2016, en el encuentro anual de las hermanas con todos los asociados(as) de Santiago, Chillán y Tucapel, por primera vez hablamos de nuestros 50 años de presencia en Chile, buscando los objetivos y la manera de celebrar este acontecimiento. De común acuerdo, sentimos la necesidad de darle gracias a Dios por estos 50 años de caminar juntos, Hijas de Jesús y pueblo chileno, en el seguimiento de Jesús.
A pesar de haber dejado el pueblo de Tucapel en enero 1990, vimos que era el lugar más apropiado para “celebrar en grande”, como se dice en Chile. También pensamos invitar a las hermanas que trabajaron en la misión en Chile y ahora regresaron a su tierra de origen.
¡Bienvenidas a Chile nuevamente!
A raíz de eso, en enero de este año, tuvimos la alegría de recibir a quince hermanas viniendo de Colombia, Francia, Canadá y Honduras. Vivimos momentos de mucha fraternidad, alegría y compartir, junto a muchas personas que nos ayudaron a acogerlas de la mejor manera posible. Para las visitas, la experiencia de alojar en casas de vecinos amigos, ayudó a crear lazos de confianza y de fraternidad que aún hoy día, se siguen viviendo a través de internet, recuerdos y fotos.
Sigue viviente el carisma
El 27 de enero, temprano en la mañana, dos buses salieron de Chillán, rumbo a Tucapel. Hermanas y asociados(as) de Santiago y de Chillán, fuimos acogidos de una manera muy cálida y alegre por la gente que ya estaba trabajando y esperándonos en la hermosa Plaza de Tucapel, toda decorada, en este día luminoso de verano. Un encuentro con los abuelitos y abuelitas, con canciones y bailes, en la casa que fue la nuestra, precedió una misa muy participativa y llena de símbolos, de cantos y testimonios, celebrada por nuestro gran amigo el padre Raúl Manríquez, de 92 años, también asociado.
Al salir de la misa, nos esperaba una gran sorpresa: un “monumento” muy hermoso, en el patio de nuestra ex casa, con símbolos que nos caracterizan las Hijas de Jesús:
- el fuego
- nuestra cruz
- la frase “honrar la santa humanidad de Jesús”
con el nombre de las hermanas que vivieron en Chile. La gente quiso expresar de esta manera, que nuestro carisma sigue vivo en los corazones y en las vidas humildes de las personas de esta parroquia que nos acogió 50 años atrás, es decir el 28 de enero 1968.
Después, un almuerzo rico y abundante, preparado y compartido entre todos, bajo los árboles de la plaza, y amenizado por el folklore chileno, cantos y danzas, los reencuentros, nos tenía a todas y todos en una acción de gracias que es difícil expresar, pero que todavía interiormente se vive y saborea.
Una gratitud compartida por todos
Lo mismo se vivió en Chillán el domingo 28 y en Santiago el sábado 3 de febrero, en cada lugar con sus características propias de campo, provincia y capital, pero con la misma profundidad, creatividad, alegría y gratitud.
Cabe destacar, que, en todo momento, los asociados de los distintos lugares estuvieron junto a nosotras las hermanas, y también muchísimas personas y familias, con quienes compartimos la vida, día a día. La fiesta, la alegría, la gratitud y también los distintos servicios que aportar, eran de todos, sin excepción, y seguro que fue solo una expresión de lo que ya existe y se seguirá viviendo, con la gracia de Dios. Si teníamos motivo para dar gracias a Dios, hoy día tenemos más razón todavía.
Nuestra gratitud va también a todas las hermanas de los distintos países que nos manifestaron su apoyo y amistad, de distintas maneras. Esta comunión que vivimos, toda la gran familia Hijas de Jesús, y queremos seguir viviendo, tiene sabor a Reino.
“Con mucho cariño, se despiden sus hermanas de Chile”. (Maggy, Noëlle, Adriana, Luisa).
Hna. Luisa Roubidoux HJK
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