Es difícil expresar con palabras una experiencia que ha tocado lo más profundo de mí ser, por el encuentro fraterno con las hermanas, por la posibilidad de estudiar algo de francés en “La casa de las culturas”, como lo es la Alianza Francesa. También por las estadías cortas, pero significativas en cada una de las comunidades en las que tuve la dicha de estar y enriquecer mi limitado conocimiento y dominio del idioma francés. Fueron muchas las emociones, sentimientos y movimientos que se despertaron en mi interior al descubrir toda la herencia recibida por medio del compromiso y la entrega de cada Hija de Jesús, lo cual constituye hoy una gran riqueza histórica, que encierra todo el bien hecho a nuestro prójimo.
Quiero hacer mención de algunos elementos que me ayudaron en está desafiante y arriesgada aventura de cruzar las fronteras en pos de Jesús, que es el itinerante permanente que siempre nos invita a “remar mar adentro”:
La acogida fraterna, alegre, disponible, generosa de nuestras hermanas que le da sentido y sabor a la vida. N° 21 de nuestra Regla de Vida: “Reunidas en el nombre de Jesús, creemos que es ÉL quien puede hacernos vivir juntas y que el amor que intentamos tenernos es ya una Buena Nueva”.
Otro aspecto significativo, fue la diversidad de culturas que encontré en mi grupo de estudio en la alianza francesa, que me ofreció la posibilidad de reafirmar una vez más mi identidad hondureña, de valorar y amar más la riqueza de mi propia cultura.
Descubrir que mi viaje a una tierra desconocida era un acto de fe en Dios, me ayudó a tomar conciencia de mi confianza plena en la congregación, que fue el medio que Dios utilizó para permitirme vivir una experiencia de desapropiación total, así mismo me pregunté una y otra vez mis verdaderas motivaciones para ser Hija de Jesús, en ese sondeo siento que Jesús continuó purificando y refirmando mi vocación.
Conocer nuestros orígenes congregacionales fue una experiencia única, que me regalo la posibilidad de releer el camino recorrido hasta ahora y confirmar mi identificación con el carisma Hija de Jesús, además reconozco que a lo largo del proceso mi sentido de pertenencia a la congregación se ha fortalecido.
Un acontecimiento importante fue el Foro, celebrado en el mes de julio, fue un encuentro que se caracterizó por la alegría de encontrarnos, el compartir de nuestra vida cotidiana que reflejo nuestras fortalezas, debilidades, necesidades, esperanzas sueños y preocupaciones. En general fue un espacio que nos permitió valorar toda nuestra riqueza intercultural, internacional e intergeneracional como fuentes que renuevan nuestro carisma y nuestra vocación.
También nos sentimos invitadas a revitalizar nuestro espíritu misionero y profético a ejemplo de nuestros fundadores y fundadoras para responder con audacia y creatividad acertada a las realidades propias de nuestra época y contexto.
Concluí mi experiencia participando del tiempo de formación, ofrecido a las jóvenes que se preparan a sus votos perpetuos, fue un tiempo de gracia que me permitió hacer una relectura consiente y atenta de mi seguimiento de Jesús a lo largo de mi proceso como juniora, a la luz de la fe, de la vivencia de nuestro carisma en la vida de la comunidad y en los espacios de misión vividos fuera de la comunidad, así como la integración progresiva de los consejos evangélicos en lo cotidiano de la vida (obediencia, pobreza y castidad).
Cabe resaltar el ambiente fraterno y familiar que se creó en el grupo, que me ayudó a sentirme miembro de un mismo cuerpo, unificado por la persona de Cristo.
Algunos textos bíblicos me acompañaron y fortalecieron mi vida interior:
Mt 28,20 “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
Lc 24,15 “Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos” .
Mt. 19,29 “Todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o propiedades por causa de mi Nombre, recibirá cien veces más y tendrá por herencia la vida eterna”.
Estos textos encierran el fruto de la experiencia, que es un corazón agradecido por todo el amor, la bondad y la alegría que el Señor me regalo a través de todas las personas que encontré y que hicieron posible está magnifica experiencia, gracias por abrir las puertas de su corazón y dejarme descubrir el rostro de Dios que les habita, como lo dice nuestra Regla de Vida en el N° 29 “Creemos que Jesús actúa en nuestra historia. En las realidades más concretas y en los gestos más cotidianos es donde ÉL nos revela su presencia escondida pero activa. ÉL se muestra en el rostro de cada uno de nuestros hermanos y hermanas”.
Martha Graciela Rodríguez, h.j., Hondureña
Martha Graciela from Filles de Jésus on Vimeo.
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