Compañerismo con nuestros hermanos de Siria.

He aquí el recorrido y el compromiso de la comunidad de las Hijas de Jesús, calle Amiral Defforges y él de “nuestra” familia. Llegada a Vannes (Morbihan, Francia) en Mayo 2019, una familia siriana, huyendo de su país, era acogida gracias a los corredores humanitarios.

 

Breve histórico

El 21 de enero de 2019, en 11, rue Amiral Desfforges, Vannes, Madame Claire Legrand, de la Comunidad de Sant Egidio presentó a un grupo de Hijas de Jesús, Asociadas, personas involucradas en sectores caritativos, los proyectos de esta Comunidad. .

El Compañerismo con nuestros Hermanos en Siria nació de este encuentro, se ha hecho efectivo, gracias a los voluntarios que han repartido las diversas tareas requeridas para esta misión, está bien en la línea de nuestro Carisma.

 

La acogida y la instalación

 

Hace cerca de 14 meses que la familia ALKHALAF, familia siriana de 5 hijos, llegaba para vivir una experiencia de acercamiento, después de fraternidad. Huyan Siria, después de haber transitado por el Líbano, llegados a Francia por los “Corredores humanitarios”, de los cuales uno de los agentes era la Comunidad San Egidio. El 22 de Mayo 2019, tomaban posesión de la propiedad del 12 calle Maréchal Foch, Vannes. Casa confortable, espaciosa y parquecito que de inmediato les hizo sentirse a gusto. Sonrientes, mostrándose muy sociables, desde el principio: todos nos sentimos en confianza. El espacio del parquecito y la gran casa les facilitó el período del confinamiento, ¡prueba no prevista!

 

Un proyecto largamente reflexionado

 

Desde este fin de Mayo 2019, ¡qué camino de humanidad recorrido juntos! Un Comité de Acogida había sido constituido antes y, progresivamente, ahí también se tejieron unos lazos que, a lo largo de los meses, se refuercen llevando juntos una acción común. Habíamos apostado que este proyecto, aunque arriesgado, sería llevado a bien. Hemos llamado a personas encontradas en el coro, en la parroquia, en los grupos diocesanos. Cada uno, según sus competencias, sus disponibilidades y sus gustos, se enganchó a una tarea común compartiendo la misma voluntad: actuar juntos para facilitar la integración de esta familia en tierra bretona.

 

Un compromiso en todos los campos

 

Personalmente, lo que aprecié fue la seriedad y generosidad con la que la gente de Vannes se involucró con nosotras, Hijas de Jesús, en asuntos administrativos: ¡no es una tarea fácil! Hubo seguimiento de la educación de los niños. Hay 5 de ellos, todos registrados en el Complexe du Sacré-Cœur en Vannes (desde el jardín de infancia hasta la universidad). Y feliz descubrimiento: fueron recibidos notablemente en el Colegio y en la escuela, una inversión circunstancial del personal educativo y administrativo. Recibieron apoyo espontáneo y voluntario, incluso durante estas vacaciones de verano. ¡Qué tesoro de generosidad! Trabajo tenaz, paciencia y ánimo. Para el ocio: se retiran las entradas deportivas durante las vacaciones, se organizan salidas familiares a Branféré y otras. El sector “salud”, proporcionado por una hermana, requería competencia, rigor y mucha disponibilidad.

 

Hacia la autonomía

 

El éxito de esta integración se debe a la dedicación del Equipo de Acogida donde cada uno encontró su lugar. Hemos evaluado el camino recorrido y medido lo que queda por perfeccionar: ayudarles a llegar a una autonomía más grande, búsqueda de una casa o apartamento, búsqueda de un trabajo para el papá.

Desde el principio, nuestro objetivo era que todos, padres e hijos, logren “¡prescindir de nosotros!” Que se creen su propia red de relaciones, de vida profesional, social y de tiempos de recreos. Menos recorran a nosotros, más la experiencia de integración se efectuará. Llegar a una autonomía creciente permitirá que el trasplante agarre raíces y se consolide. Del lado de la mezquita que frecuentan, podrán igualmente consolidar sus relaciones.

 

Lo que podemos retener

 

Hemos subrayado el enriquecimiento recíproco adquirido durante estos 14 meses: acercamiento a una cultura diferente; ojalá esta experiencia facilite, en lo cotidiano, nuestros acercamientos divergentes de las realidades, aún entre personas de la misma nacionalidad y cultura. ¡Es a veces más fácil y menos molesto acoger a un EXTRANJERO que a un vecino o una vecina cercana!

En este mundo marcado por todo tipo de fracturas, que estos lazos de proximidad, de fraternidad sean un rayo de luz para estos Países de Oriente tan marcados por la crueldad de las situaciones. Lo hacemos en nombre de nuestra propia humanidad y de nuestra fe en Jesucristo.

 

Marie-Thérèse LE LUEL – Maryvonne GRU – Marie-Andrée SERVEL, Vannes, Francia

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