Alegría en el compromiso como Hija de Jesús

La relación con Dios, con mis hermanas de comunidad y con las personas con las que trabajo son regalos que el Señor me permite descubrir día a día en mi vida consagrada.

La experiencia de este año, yo la comparo con la sal que da el gusto a la comida. Así me encuentro yo con un gusto especial tratando de dar sabor a cada detalle. Siento que respiro bien y desde ahí me surge el deseo de compartir el carisma, de una manera humana y sencilla.

Me siento bien porque el Señor ha sido grande conmigo, me ha dado la confianza necesaria, para tomar la fuerza, desde la experiencia comunitaria y la integración que hay entre nosotras como Hijas de Jesús, nos sentimos apoyadas unas a otras. En los diferentes espacios que nos damos compartimos lo que cada una realiza y donde se vive el carisma Hijas de Jesús.

La experiencia de fe y luz (Instituto de rehabilitación) es un complemento, para dar lo mejor a nuestros hermanos discapacitados. Lo que más valoro en ellos es el cariño de un amor desinteresado, con ellos aprendo a ser más sencilla desde un dar y un recibir sin esperar nada a cambio. Experimento la gratuidad que me muestra una manera de ser yo misma, invitándome a salir de mi concha, para darle valor a esos gestos humanos que me enriquecen. El apoyo lo recibo desde la confianza en Dios, cuento con el apoyo que me brindan las madres de los niños enfermos y cuento también los amigos y El equipo coordinador.

Comparto también el trabajo en el hospital, vivo la solidaridad, con la gente más vulnerable: “los niños”. Es un trabajo que se hace con conciencia, dando lo mejor al paciente que sufre. Es estresante según la desesperación que hay en el familiar, se vive el estrés pero también se vive la esperanza cuando un niño se recupera con éxito, hay muchas limitaciones donde a veces me siento impotente, por la falta de medicamentos, falta de una atención eficaz. Algunas veces me ha tocado correr buscando formas para cumplirle con el tratamiento al paciente, más que todo a los más delicados.

Estoy muy contenta de compartir con ustedes esta rica experiencia fraterna, donde es posible palpar el amor que se comparte y lo grato que es dar este amor a los que más sufren el dolor que se vuelve una cruz.

Hna Teresa Corrales Canales H.J.

 

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