Quiénes somos?

Religiosas de vida apostólica

Hijas de Jesús, somos mujeres cristianas comprometidas en el camino de la vida religiosa apostólica. Tocadas por el encuentro de Jesús en el Evangelio y en nuestra vida de hoy, le seguimos convencidas que su Camino de vida es una respuesta a nuestras aspiraciones y una esperanza para nuestro mundo actual. Somos llamadas a enraizarnos en la escucha y en el compartir de la Palabra de Dios, desde la oración, la relectura de vida y el discernimiento. Buscamos crecer en el amor del Padre y de nuestros(as) hermanos(as), viviendo nuestros compromisos misioneros en un mismo espíritu.
Jesucristo, en el misterio de su Encarnación, da sentido a nuestra vida. Sale a nuestro encuentro en el corazón de nuestra historia personal y colectiva. Para discernir los llamados que Dios nos dirige a través de los acontecimientos del mundo, es necesario contemplarlo y dejarse interpelar en la oración personal, en la oración compartida en comunidad y como Iglesia.
(Cf. RV 5,7)

Una vida en comunidad fraterna con dimensión internacional

Vivimos en comunidades fraternas, buscando caminar juntas en el sendero de Jesús con humildad, en un estilo de vida sencillo, cerca de la gente, enraizadas en un pueblo. La interpelación a una conversión fraterna es cotidiana para el crecimiento del Cuerpo que formamos con nuestros(as) Asociados(as) y toda persona de buena voluntad.

Nuestra familia religiosa internacional está inserta en doce países: en Europa, continente de fundación, estamos presentes en Francia, Inglaterra y Bélgica; en el continente africano nos encontramos en Camerún, República Democrática de Congo, Costa de Marfil y Chad; en América del Norte, en cuatro regiones de Canadá; en América Latina, en Honduras, Colombia y Chile; en les Antillas Menores, en la isla de Dominica. Muchas de nuestras comunidades a través del mundo viven la riqueza y los desafíos de la pluriculturalidad. En varios países, también nos enriquecemos con la presencia fraterna de hermanos y hermanas Asociados que viven su misión como bautizados, inspirándose en nuestra espiritualidad y carisma.

“Que no puede realizar, con la ayuda de Dios, una comunidad en la que todos los miembros estén unidos, busquen a Dios u ambicionen únicamente su gloria”.     

Mère Marie de Saint Charles

Una misión de proximidad al servicio de la promoción humana según el Evangelio

En plena actividad o jubiladas, con salud o en la enfermedad, intentamos leer los signos del Reino que crece y contribuir a ello desde nuestras posibilidades. Nuestra misión es primero la de una presencia sencilla, de escucha, de compasión, con gestos fraternos, y una ternura particular para con los más pobres y necesitados. Vivimos la misión en nuestras comunidades, en los campos de educación, salud, pastoral, obras sociales, formación, acompañamiento de personas y grupos, integrando las nuevas situaciones que surgen hoy. El número de personas empobrecidas y excluidas no cesa de aumentar: mujeres y niños(as) violentados(as), jóvenes en búsqueda de sentido, migrantes, personas mayores, personas en la calle…
Haciendo nuestro el sueño de Jesús, queremos responder con coraje y dinamismo a su invitación de construir con otros(as) un mundo más humano, justo, digno y solidario. Más allá del sentimiento de impotencia, sentimos el llamado a arriesgarnos hacia compromisos audaces.
Servicio de Educación de África
Servicio de Educación de Dominica

Conservamos en el corazón una ternura particular para con los más pobres… dejamos que resuene en nosotras el grito de los más desfavorecidos de nuestro ambiente… tomamos la defensa de aquellos que no tienen voz o que son víctimas de la injusticia.

(Cf. RV 17)

Responder al llamado de ‘Laudato Sí’

Compartimos la preocupación de nuestros contemporáneos frente a las graves amenazas que pesan sobre nuestro planeta: agotamiento de las fuentes de energía no renovables, despilfarro de los recursos, desigualdad de los bienes, daños a la biodiversidad, dramáticas consecuencias del calentamiento global en nuestros países. Ante esta realidad, “Honrar la Santa Humanidad del Hijo de Dios” nos llama a una conciencia más profunda de la dimensión humana del medio ambiente y de la ecología, a un compromiso responsable respecto al planeta y a las generaciones futuras. Sólo así nuestra vida llegará a ser buena noticia para y con la gente que encontramos en el camino de la vida.

Ministerio social en america latina
Servicios comunitarios en Canadá

El grito urgente de la tierra y de los pobres nos invita a :

  • Cultivar a nivel personal y colectivo una actitud fundamental que promueva la no violencia y la paz;
  • Trabajar por la promoción humana para restablecer la libertad y la dignidad de todas las personas, especialmente de las mujeres.
  • Participar en asociación con otros en acciones colectivas en situaciones de injusticia.
  • Denunciar los abusos de la explotación del planeta y actuar con otros para acabar con las prácticas de sobreexplotación.

Honrar la Humanidad de Jesús es cuidar y amar nuestra casa común.

“Esta búsqueda constante de la voluntad de Dios nos da el ánimo de emprender con la audacia de la fe y nos ayuda a vivir en la alegría con un corazón libre a la luz de Cristo resucitado.”
( (RV 6-b)

Nacidas del fuego de la Caridad, no confiamos en nuestras propias fuerzas sino en la fuerza que nos da Jesús, quien nos dice:

Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos… enséñales a cumplir todo lo que yo les he enseñado. Yo estaré con ustedes siempre hasta el final del mundo.

(Mt 28,19-20)

Algunas Hijas de Jesús, África
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